Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
13.10.87
La misteriosa muerte del ex presidente del Estado de
Schleswig-Holstein (RFA), Uwe Barschel, cuyo cadáver fue hallado el domingo en
la habitación de un hotel de Ginebra, lejos de aclararse, planteó ayer nuevos
interrogantes. Su hermano, Eike Barschel, se declaró convencido de que había
sido asesinado para evitar que expusiera las pruebas que demostraban que las
acusaciones vertidas contra él formaban parte de un complot político. La policía
suiza, sin embargo, frente a la hipótesis del suicidio, dada por cierta en la
RFA como el colofón lógico del escándalo en que estaba inmerso, cree en una
muerte fortuita.
El hallazgo del cadáver en la bañera de una habitación del
hotel Beau Rivage en la orilla del lago Leman, y nuevos datos sobre actividades
"mafiosas" en la escena política de Schleswig-Holstein han hecho de
lo que parecía un vulgar caso de corruptelas, un escándalo político y criminal
de primer orden. Una carta anónima enviada a Barschel hace dos semanas, vincula
a sus acusadores con el Partido Socialdemócrata, (SPD) y los servicios secretos
de Alemania oriental y Polonia. La familia rechaza la versión del suicidio. Eike
Barschel calificó de "ridícula" la versión policial, según la cual el
político cayó, víctima de un ataque cardíaco, vestido a la bañera y quedó
tendido de espaldas. La policía tardará aún días en determinar las causas
exactas y ha asegurado que "se investigarán todas las posibilidades".
Enfermo del corazón
Barschel fue encontrado muerto en la bañera llena de agua,
con los pies colgando hacia fuera. Se hallaba vestido. Tan sólo le faltaban los
zapatos. En Bonn, la hipótesis del ataque cardíaco ha sido recibida con
reservas e incredulidad. No es imposible que cayera muerto en la bañera llena
al ser víctima del ataque cuando se disponía a bañarse. Barschel tenía un
corazón débil, según su médico, y su salud había sufrido gravemente con el
accidente de aviación del que salió ileso el pasado 31 de mayo y la gravísima
presión psíquica de las últimas semanas. Según los forenses, no murió ahogado y
no mostraba señal alguna de violencia. Para algunos observadores en Bonn, no
obstante, la serie de casualidades de la muerte fortuita, un día antes de su
declaración ante la comisión y tras su misterioso contacto en Ginebra es
"tan plausible como que tuviera el ataque mientras se bañaba
vestido". La clase política y la opinión pública se hallaban ayer aún
conmocionadas por el suceso, sin precedentes en la historia de la RFA. El
partido de Barschel, la CDU, suspendió una conferencia de prensa en Bonn.
La versión del suicidio era cuestionada ayer ya
abiertamente. Lo que en principio se consideró el suicidio de un político
acosado por un escándalo que había puesto fin a su brillante carrera, se está
convirtiendo en una complejísima trama propia de una novela negra.
Uwe Barschel tenía que declarar ayer ante la comisión
parlamentaria que investiga su implicación en una campaña para desacreditar al
candidato socialdemócrata, Bjorn Engholm, con todo tipo de recursos criminales.
Éstos van desde la violación del secreto fiscal para acusar a Bjorn Engholm de
fraude hasta la observación del líder de la SPD en Schleswig-Holstein en busca
de pruebas de su supuesta homosexualidad.
Barschel, que pasó unos dias en la isla de Gran Canaria,
hizo escala en Ginebra el sábado, para encontrarse con un informante que, al
parecer, le iba a facilitar pruebas de que había sido víctima de un complot
político. Según comunicó a su partido por télex desde Canarias, iba a seguir
personalmente "una pista que podría llevar al esclarecimiento total del
caso".
El desconocido
Según su hermano, el sábado vió al desconocido y ambos se
citaron para esa noche. Según su mujer, Freya, éste se había puesto en contacto
con Barschel en dos ocasiones, la última por teléfono en Canarias y dijo
apellidarse Rohloff. Freya asegura que estaba muy ilusionado con lograr estas
pruebas, una fotografía y documentos, y lleno de optimismo, según le dijo por
teléfono. No se sabe si se celebró la segunda cita. Ayer se supo que Barschel
recibió el 25 de septiembre una carta anónima, en la que se afirmaba que Reiner
Pfeiffer, el miembro de la oficina de prensa de la presidencia en Kiel que
denunció la implicación de Barschel en la campaña contra el dirigente
socialdemócrata, es miembro de los servicios de información del estado de
Bremen, gobernado por el SPD. Según la carta anónima, Pfeiffer realiza trabajos
"delicados" para los servicios de información de Bremen y su supuesta
ideología cristianodemócrata y su actividad como periodista a sueldo de la CDU
sólo es una fachada para sus actividades reales. La carta sugiere que su
secretaria, Jutta Schroeder, que testificó contra él, ha sido observada como
posible agente de los servicios secretos de Alemania oriental y Polonia.
En la foto que Barschel iba a recoger en Ginebra se veía a
Pfeiffer con dos personas "que nadie puede ni imaginar", según
fuentes de la revista Stern.
En Canarias, informa Dolores Campos desde Las
Palmas, Barschel se alojó los primeros días en el apartamento que el pianista
Justus Franz tiene en el sur de la isla para trasladarse luego al bungalow de su amigo Rolf Lechners, multimillonario y propietario
del complejo turístico Bahía Feliz. Lechners no le acompañó durante su
estancia.
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