Por HERMANN TERTSCH
El País, Varsovia,
01.12.87
El Gobierno polaco sufrió una fuerte derrota en el
referéndum sobre la reforma política y económica, celebrado el domingo, al no
alcanzar la mayoría absoluta de respuestas afirmativas en ambas preguntas. El
revés se debe a la estricta ley de referéndum vigente, que exige más del 50%
del censo, y no de la participación, para aprobar la cuestión sometida a
consulta. El resultado, hecho público ayer, supone un claro fracaso del intento
del régimen del presidente Wojciech Jaruzelski de ganar credibilidad ante la
sociedad y comprometer a la población con las reformas iniciadas y su proyecto
político.
El régimen tendrá que afrontar ahora la reestructuración de
precios, industria y sistema financiero, imprescindible para el saneamiento de
la economía, sin poder remitirse a un apoyo popular expreso cuando,
previsiblemente en breve, surjan tensiones sociales a causa del deterioro del
nivel de vida de la población. Más del 67% de la población acudió a las urnas
pese a los llamamientos a la abstención de los grupos de oposición en torno a
la cúpula del sindicato ilegal Solidaridad. La fuerza decisiva en la derrota de
las propuestas gubernamentales no estuvo en la abstención del 32%, ya fuera
está inducida por el llamamiento de Solidaridad o por simple incredulidad,
desinterés o rechazo al Gobierno. Fueron los votos negativos, con el 27,7% en
la primera pregunta y 24,5, mucho más alto del esperado según los sondeos
previos. La derrota no paraliza las reformas, que, según el Gobierno, son
imprescindibles para sacar al país de su larga crisis. Sí evita, sin embargo,
su "aplicación radical" que, según los expertos económicos artífices
del proyecto, es más razonable, pero conlleva una fuerte caída del nivel de
vida. El presidente Jaruzelski ya anunció hace tres semanas en una recepción a
periodistas occidentales que no concede al referéndum carácter plebiscitario
sobre su persona y su Gobierno. Sin embargo, el fracaso del referéndum, pese a
la campaña masiva del régimen para movilizar a la sociedad polaca y diversas
irregularidades en la votación del domingo, es un serio revés para la
estabilidad del régimen. Las próximas e inevitables subidas de precios, aunque
no sean tan fuertes como se preveía en la "aplicación rápida de la
reforma", se convierten así en una pesadilla para el Gobierno.
Seis años después de la implantación de la ley marcial, una
mayoría de la población polaca ha ignorado o votado en contra en la consulta
sobre el proyecto reformista del régimen del presidente Wojciech Jaruzelski.
Tan sólo un 44% de los 26 millones de polacos con derecho a voto respondieron
afirmativamente a la primera pregunta sobre el apoyo a una reforma económica
hacia un mayor respeto de las reglas del mercado y una reestructuración general
de la economía, con el efecto inmediato de fuertes subidas de precios. La
segunda pregunta sobre el respaldo al "modelo polaco de profunda
democratización de la vida política" obtuvo el sí del 48% del censo
electoral. Ambas preguntas debían haber sido respondidas afirmativamente por
más del 50% del censo para ser vinculantes.
El portavoz gubernamental, Jerzy Urban, compareció ayer ante
la Prensa internacional para mostrar "la satisfacción del Gobierno"
por el hecho de que haya fracasado el llamamiento de la oposición al boicoteo
del referéndum.
Según Urban, el referéndum, un nuevo instrumento de
democratización en Polonia, ha cumplido su objetivo, que era dar a conocer la voluntad
popular. También se mostró satisfecho por el hecho de que 11 millones de
polacos hayan demostrado su apoyo a un programa impopular por sus medidas de
austeridad y alzas de precios. Urban recordó que en España, en el referéndum
sobre la permanencia en la OTAN, había bastado, con el 60% de participación,
que el 30% del censo electoral se decidiera por el sí para una victoria de las
tesis del Gobierno del PSOE.
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