Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
19.09.87
El primer ministro de Hungría, Karoly Grosz, anunció ayer
la apertura de un diálogo del partido comunista con la oposición política para
buscar soluciones a los problemas que aquejan a este país socialista. En su
primera conferencia de prensa internacional desde que accedió a la jefatura del
Gobierno, Grosz sorprendió con esta afirmación, la más clara oferta de diálogo
que ha hecho un régimen comunista a la disidencia.
Grosz manifestó que en Hungría hay gente cuya opinión
difiere de la del partido, "la oposición o los disidentes". Ésos
pueden aportar soluciones a algunos problemas del país y llamar la atención del
Gobierno sobre otros que no se han tenido en cuenta. "Tenemos que mantener
el diálogo con ellos sobre todas las cuestiones de actualidad. Todo el mundo
tiene derecho a tener diferentes opiniones sobre las diversas cuestiones",
dijo Grosz. Estas palabras del primer ministro han causado especial sorpresa,
dados los temores de muchos intelectuales húngaros, que veían en el nuevo
primer ministro un tecnócrata inclinado a la ortodoxia política. "Jamás
hemos considerado que aquellos que tienen opiniones que difieren de las nuestras
son nuestros enemigos", manifestó el jefe del Gobierno, de 57 años, a
quien se considera el candidato con más posibilidades de suceder al histórico
líder Janos Kadar en la dirección del partido. Hungría es, desde hace ya
décadas, el país socialista que menor represión ejerce sobre la oposición
política.
Paralelamente a la liberalización económica, el partido ha
asumido una mayor tolerancia hacia la disidencia, si bien en ocasiones los más
destacados líderes de la oposición política han sufrido alguna represalia o
intimidación. En las cárceles húngaras no hay presos acusados exclusivamente de
"delitos políticos", si se exceptúa a algunos objetores de
conciencia.
Las atribuciones del partido
Grosz advirtió de todas formas que esta oferta de diálogo no
va dirigida a aquellos que "no quieren hacer viable" esta sociedad,
sino cambiarla por sistemas que nos son ajenos". También señaló que el
partido comunista seguirá manteniendo el papel dirigente en la sociedad, pero
que van a aumentar las atribuciones del Gobierno. En los países comunistas, el
Gobierno no suele ser más que el órgano de gestión económica. El poder político
lo ostenta el partido. Grosz celebró su primera conferencia de prensa con motivo
de la aprobación en el Parlamento de un nuevo programa económico con drásticas
medidas de austeridad y una reforma fiscal que supone el primer caso de
aplicación del impuesto sobre el valor añadido (IVA) en un país de la comunidad
socialista. Este impuesto, implantado para fomentar la producción y restringir el
consumo, supondrá una fuerte subida de precios, cuyas consecuencias sociales
son aún imprevisibles.
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