Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
09.10.87
El primer ministro húngaro, Karoly Grosz, ha recibido el
apoyo político y financiero del Gobierno de la República Federal de Alemania
para los ambiciosos planes de reformas económicas y políticas del régimen de
Budapest. Grosz fue recibido por el canciller Helmut Kohl como el jefe de un
país con el que la RFA está unida por "una relación ejemplar entre Estados
con sistemas diferentes". Su visita coincide con la llegada a Bonn del
secretario del comité central del Partido Comunista de la URSS, Anatoli
Dobrinin. El ministro soviético de Asuntos Exteriores, Edvard Shevarnadze,
llegará a Bonn previsiblemente en noviembre y se espera que el jefe máximo del
Kremlin, Mijail Gorbachov, lo haga en el primer semestre de 1988. Tras varios
años de bloqueo oriental, la RFA vuelve a ser, gracias a la distensión
Este-Oeste, un codiciado socio de los regímenes del Este para sus planes de
reformas económicas.
El jefe del Gobierno húngaro se encuentra en Bonn desde el
miércoles en su segunda visita oficial al exterior -la primera fue a Moscú-,
desde que accedió a la jefatura del Gobierno en junio pasado. El Gobierno
federal alemán ha alabado abiertamente los planes de reforma húngaros. Un
consorcio de bancos alemanes ha anunciado la concesión de un crédito de 1.000
millones de marcos (68.000 millones de pesetas) a Hungría con garantía de la
RFA. Además, Grosz y Helmut Kohl firmaron acuerdos sobre cooperación tecnológica
y cultural, así como una declaración sobre la minoría alemana en Hungría, cuyo
trato por parte de las autoridades ha sido calificada de modélica en Bonn.
Con el nombramiento de Grosz, incluso ha mejorado el buen
estado de las relaciones entre ambos países. En estos cuatro meses, Grosz ha
presentado un paquete de medidas que sólo promete a la población trabajo y
restricciones, pero que es considerado la única vía realista para salir de las
dificultades económicas del país. Esto le ha granjeado el respeto y la
credibilidad del Gobierno federal.
Kohl elogió el "valiente y prometedor camino emprendido
por Hungría". Grosz, por su parte, anunció que, a partir de 1988, los
húngaros podrán viajar al exterior sin limitación alguna y aseguró que su
régimen tiene como objetivo lograr "una sociedad abierta".
Dobrinin llegó invitado por el Partido Socialdemócrata
(SPD), pero también se entrevistó con Kohl y el ministro de Exteriores, Hans
Dietrich Genscher, con lo que ratificó que el periodo de fuerte tensión entre
el Kremlin y la coalición gubernamental alemana ha tocado a su fin.
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