Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
18.08.87
Los regímenes comunistas del este de Europa han comenzado a
tomar conciencia de que el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), ya
conocido como la plaga del siglo XX, también les afecta. La reacción ha sido
una creciente transparencia en la información exterior sobre los casos
existentes y campañas de concienciación. La URSS y todos sus aliados europeos
han reconocido la existencia de portadores del virus. No obstante, problemas
técnicos sanitarios y el temor de los afectados a supuestas represalias
dificultan seriamente el cálculo de los posibles afectados en estos países.
Algunos Gobiernos han decidido ya someter a pruebas
sanguíneas obligatorias a las personas pertenecientes a los grupos de alto
riesgo, como homosexuales, hemofílicos y consumidores de droga por vía
intravenosa. En la República Democrática Alemana (RDA) se ha comenzado la
elaboración de un registro de portadores. Hungría es, pese a su pequeña
población de 10 millones de habitantes, el que más casos de portadores del
virus ha registrado. En la mayoría de los 134 casos registrados por el
Ministerio de Sanidad se trata de hemofílicos y homosexuales. Tres personas han
muerto ya de la enfermedad y se estima que los infectados podrían alcanzar los
6.000. La tolerancia existente en Hungría hacia la homosexualidad, que hizo de
Budapest el San Francisco del este de Europa, parece ser una de las causas de
este mayor impacto de la enfermedad en este país.
La URSS anunció en junio que se habían detectado 54 casos de
SIDA, de los cuales sólo 16 son ciudadanos soviéticos y el resto extranjeros.
Gran parte de los extranjeros ha sido deportada a sus países de origen y se ha
implantado una prueba obligatoria para los estudiantes foráneos. En
Checoslovaquia, el órgano oficial del partido comunista informó en mayo que
nueve personas han contraído la enfermedad y 43 más son portadoras del virus.
El Gobierno de Praga anunció que 16.000 ciudadanos pertenecientes a los grupos
de riesgo han sido convocados a someterse a una prueba obligatoria de sangre.
En la República eslovaca han fallecido ya tres hombres, al parecer
homosexuales.
La RDA admite el problema
La RDA reconoció por primera vez en marzo, tras insistir
durante largo tiempo en que este problema no se daba entre su población, que se
había detectado a un enfermo y a tres portadores. En junio ya eran 14 los
portadores del virus HIV y se habían producido dos muertes. Según fuentes
oficiales de Berlín Este, ya se ha sometido a la prueba sanguínea un millón de
ciudadanos de los 17 con que cuenta Alemania Oriental. En Polonia se han dado,
según fuentes del Ministerio de Sanidad, 29 casos de portadores, cuatro enfermos
y dos muertes. No obstante, la cifra real de los portadores en Polonia es
difícilmente calculable dada la creciente adicción a una droga de fabricación
casera con pasta de adormidera entre la juventud. Los adictos se inyectan la
sustancia. Dada la absoluta inexistencia de jeringuillas desechables en
Polonia, el riesgo de contagio del virus es extremadamente alto no sólo para
los adictos, sino asimismo para la población en tratamiento clínico. Por otra
parte, y con mayor gravedad que en los demás países del Este, la escasez de
divisas convertibles hace prácticamente imposible la compra del instrumental
necesario para las pruebas, sólo disponible en Occidente. Checoslovaquia ha
dado un primer paso con un acuerdo de cooperación con una compañía holandesa
para producir este instrumental.
En Bulgaria se ha anunciado ya la primera muerte por SIDA y
la existencia de 34 portadores del virus, de los cuales sólo 10 son ciudadanos
búlgaros, ocho de ellos hemofílicos, una prostituta y un homosexual. Incluso
Rumanía ha reconocido ante la Organización Mundial de la Salud dos muertes y la
existencia de 13 portadores. Desde el mes pasado aparecen en la Prensa rumana
informaciones sobre los síntomas de la enfermedad y los peligros de contraerla,
tras varios años en los que sólo se publicaron comunicados ideológicos en los
que se calificaba la enfermedad como un "mal capitalista". El hecho
de que oficialmente no existan en Rumanía la prostitución ni la homosexualidad,
también considerados "vicios exclusivamente capitalistas", hace aún
más difícil afrontar el problema.
Escasez de preservativos
Por otra parte, constituye una gravísima dificultad para la
contención de la enfermedad la escasez de preservativos en estos países, -y su
inexistencia en Rumanía, debido a las constantes campañas en favor de la
fertilidad-. En Polonia, por ejemplo, se producen menos de 15 millones de
preservativos al año para más de 37 millones de habitantes, lo que supone una
cifra a todas luces irrisoria. La campaña contra el SIDA en el este de Europa
se ha convertido en una de las más claras pruebas de la nueva política de
transparencia (glasnost) impulsada por el máximo dirigente soviético Mijail
Gorbachov. Hasta los regímenes más hostiles a esta práctica se ven obligados a
informar a su población sobre la enfermedad con creciente intensidad y en
términos cada vez más veraces. Folletos informativos, carteles y reuniones
abiertas comienzan a ser utilizados con profusión no para transmitir mensajes
ideológicos, sino para informar sobria y verazmente sobre una enfermedad que no
conoce fronteras ideológicas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario