Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
03.09.87
Mathias Rust, el joven alemán occidental que aterrizó con
una avioneta en la plaza Roja de Moscú el pasado 28 de mayo, manifestó ayer
ante el Tribunal Supremo de la URSS que voló a la capital soviética en
"misión de paz". En una declaración de más de 80 minutos, Rust
describió su espectacular vuelo y lamentó haber herido los sentimientos del
pueblo soviético, pero defendió su iniciativa como un gesto por la paz. Aseguró
que su intención era llamar la atención del mundo y dialogar con los dirigentes
soviéticos sobre la paz y el desarme. Rust se declaró culpable de violar las
fronteras soviéticas y las normas internacionales de vuelo, pero negó ser un "gamberro".
"Soy consciente de mi culpa", declaró Rust ante el tribunal.
El joven alemán occidental que sorprendió al mundo con su
osadía y provocó la fulminante destitución del ministro soviético de Defensa
Sergei Sokolov, y de otros altos cargos militares compareció ante el tribunal
con gran entereza. Con sobriedad y calma, Rust, de 19 años, respondió a través
de un micrófono a las preguntas de los jueces. Rust vestía un traje azul y
mostraba un buen aspecto físico pese a los tres meses que ha permanecido en prisión.
En la sala se hallaban en torno a 200 personas, entre ellas varios periodistas
soviéticos y 25 extranjeros, así como los padres de Rust y su único hermano,
Ingo, llegados desde la República Federal de Alemania (RFA) para asistir al
juicio.
Un vuelo temerario
El piloto de Wedel, una pequeña localidad cerca de Hamburgo,
rechazó el tercer cargo de la acusación de la fiscalía soviética, de
"gamberrismo grave". Según manifestó al tribunal, compuesto por tres
magistrados, la intención que le llevó a emprender el temerario vuelo desde
Finlandia a Moscú fue promover la paz y el acercamiento entre los pueblos.
Esta "misión de paz" justifica en su opinión su
aterrizaje en la plaza Roja. Rust aseguró que tomó tierra con sumo cuidado y no
hizo peligrar las vidas de transeúntes en mayor grado que en cualquier
aterrizaje semejante.
Según dijo, voló a Moscú para lograr la repercusión pública
necesaria y hablar con los dirigentes de la URSS sobre desarme. "Iba en
busca de la fuente de la paz". En su opinión, esta fuente sólo puede
encontrarse en la URSS, ya que en Occidente los Gobiernos y los medios de
comunicación engañan a la población.
La primera sesión del juicio duró cerca de cuatro horas. El
joven declaró durante casi hora y media, en los mismos términos con los que respondió
a los interrogatorios del KGB. Sus respuestas a los investigadores soviéticos
en la cárcel de Lefertowo fueron publicadas ayer por una revista y parcialmente
por el diario sensacionalista Bild. Está previsto que la sentencia sea dictada
el viernes.
Tras la lectura de la acusación con que fue abierta la
vista, Rust se declaró culpable de los tres puntos de que consta. Después se
corrigió y se declaró inocente del cargo de "gamberrismo grave". Rust
aseguró a los jueces que antes de su aterrizaje en Moscú no era consciente de
que con su acción "profanaba un santuario nacional ruso". De haberlo
sabido no lo hubiera hecho. "En la República Federal de Alemania no
tenemos nada semejante", añadió.
En la acusación se afirma, en relación con el cargo de gamberrismo
grave, que Rust "violó gravemente el orden público y cometió un atentado
contra el centro histórico y cultural de la URSS y la sede del Gobierno".
Rust se defendió señalando que para conseguir el efecto
deseado de llamar la atención mundial para su iniciativa de paz era necesaria
una acción espectacular. "Sin resonancia en la opinión pública mundial,
carece de sentido toda iniciativa".
En solitario
Rust aseguró que había planeado y ejecutado su plan de vuelo
a Moscú en solitario y que nadie sabía de antemano sus intenciones. La decisión
final de realizar el vuelo no la tomó hasta después de despegar de Helsinki.
Una hora más tarde, ya sobre territorio de la URSS, un avión militar soviético
se le acercó, pero se alejó sin interceptarlo. Después redujo su altura de
vuelo desde los 600 metros en que había volado hasta 300, no para eludir el
radar soviético, según aseguró, sino para evitar que se formara más hielo sobre
la superficie de las alas de su monomotor Cessna, del Club de Aviación de
Wedel.
El joven piloto declaró ante el tribunal que durante todo el
trayecto dudó en poder llegar a Moscú, y que por ello llevaba un casco puesto,
en previsión de un aterrizaje de emergencia. Ya sobre los tejados de Moscú, dio
varias vueltas, sin decidirse a aterrizar.
"Tenía muchas dudas, pero me obligué a superarlas", dijo, refiriéndose a los momentos en los que giró sobre la
plaza Roja, casi rozando el hotel Rossiya y pasando a poco más de 10 metros
sobre el mausoleo de Lenin.
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