Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Praga
El País Lunes,
21.08.89
CAMBIO Y AGITACIÓN EN EL ESTE
Varias decenas de detenidos, nuevas amenazas por parte de
las autoridades de "represión enérgica" de toda "acción
antisocialista" y una atmósfera de extrema tensión marcaron ayer el
ambiente en la capital checoslovaca, en la víspera del 21º aniversario del
aplastamiento de la primavera de Praga por tropas del Pacto de Varsovia. Toda
la ciudad es un hervidero de rumores sobre la eventualidad de los
acontecimientos dramáticos que puedan ocurrir hoy. Hasta la tarde de ayer no se
habían producido incidentes violentos. Diversos grupos de oposición habían
convocado concentraciones en el puente de Carlos y en la zona peatonal de Na
Prikope, ocupados ambos por gran número de efectivos policiales.
La oposición ha llamado encarecidamente a la juventud a no
intentar manifestarse hoy en condena de la invasión del 21 de agosto de 1968. El régimen, según dirigentes de Carta 77, parece buscar tan sólo un
pretexto para demostrar su fuerza que ya sólo es policial y militar pero que
podría aplicar con gran violencia.
El aparato de la seguridad del Estado hizo ayer un
impresionante despliegue por Praga para disuadir a la juventud de manifestarse
en favor de las reformas democratizadoras. Durante todo el día, fueron
numerosos los jóvenes que intentaron agruparse en diversos puntos de Praga pese a la
agobiante presencia policial.
El cardenal primado, Frantisek Tomasek, no celebró una misa
que había convocado en la catedral de San Vito, para evitar que su prestigio
entre la población atrajera a mucha gente y después de la ceremonia se pudieran
producir incidentes graves.
Pese a no estar presente Tomasek, la policía secreta casi
llenó la catedral, en el castillo de Praga. A la salida, los pocos asistentes
que no tenían carné del Ministerio del Interior eran fotografiados y filmados.
A muchos de ellos se les comprobó la documentación.
Bajo el choque que ha provocado en la dirección ortodoxa
checoslovaca la histórica evolución política polaca de los últimos días,
ésta parece más dispuesta que nunca a utilizar todos los medios para hacer ver
que, al contrario que los reformistas húngaros, y polacos, luchará para
defender el monopolio del poder.
Ciudad ocupada
Toda la capital está literalmente ocupada por las fuerzas de
seguridad, uniformadas y de paisano, que controlaban ayer a numerosos
transeúntes por el centro. En la plaza de San Wenceslao, donde habitualmente
se producen las concentraciones políticas, había ayer más policías que
turistas, periodistas y praguenses juntos.
Las galerías comerciales de la plaza estaban saturadas de
equipos de milicianos y, en los alrededores, la policía había instalado
autobuses en los que eran recluidos los detenidos.
"Son como las lecheras a gran escala", manifestó
una turista española sorprendida por la masiva presencia policial e ignorando
hasta ese momento su motivo, en referencia a los vehículos cisterna utilizados
para reprimir las manifestaciones con lanzamiento de agua.
Ayer se veían fuerzas de elite del Ejército en la zona
central de la ciudad, con un brazalete rojo que indicaba que se hallaban bajo
órdenes del ministerio de Seguridad Interior. Varios de los dirigentes de la
oposición que estaban dispuestos a permanecer en Praga durante estas conflictivas fechas no han aparecido a sus citas ni se encuentran en sus casas, por lo que se supone que fueron detenidos.
La noticia del nombramiento de Tadeusz Mazowiecki como
primer ministro polaco al frente de un Gobierno de Solidaridad ha corrido como
un reguero de pólvora por toda Checoslovaquia.
El acceso al poder de la oposición no comunista en Varsovia y
las condenas oficiales de la invasión de Checoslovaquia por parte de Polonia y
Hungria sitúan al régimen de Milos Jakes en una dramática situación, en la que
los grupos de oposición ven un motivo de "reacción agónica"
extremadamente peligrosa.
Alemanes orientales que se encuentran por miles en
Checoslovaquia, el único país del mundo al que pueden viajar sin visado y
permiso previo, observan en Praga los alardes policiales del régimen, tan
similares a los habituales en la República Democrática Alemana y solicitan
ávidamente información sobre la evolución polaca en las calles de la capital
checa.
Poder incontrolado
La primera ruptura institucional con el monopolio comunista
implantado por el estalinismo en Europa central ha tenido unos efectos aún
incalculables sobre la opinión pública de estos dos Estados cuyos regímenes
están determinados a mantener por la fuerza su poder incontrolado y su versión
oficial de la historia, ya desmentida por sus aliados más progresistas.
El comentario del órgano oficial del partido comunista de la
RDA, Neues Deutschland, que defendía la invasión como "ayuda fraternal"
en una situación en que ésta era el mal menor, fue reproducido por toda la
Prensa oficial checoslovaca en un intento desesperado de contrarrestar el
enorme efecto que la condena de dicha intervención por parte de Hungría y
Polonia ha tenido sobre los ciudadanos checoslovacos.
[Testigos citados por la agencia France Presse aseguran que
los controles policiales en los accesos a Praga se concentran sobre todo en los
vehículos extranjeros, incluidos polacos y húngaros.]
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