Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
10.11.87
Helmut Kohl, canciller jefe de Gobierno de la República
Federal de Alemania, fue reelegido ayer presidente de la Unión Democristiana
(CDU) en el 35º congreso federal del partido, celebrado en Bonn. El congreso
estuvo marcado ayer por las consecuencias del "caso Barschel", sobre
el que giraron muchas de las intervenciones. En medio de fuertes tensiones
internas debidas a los malos resultados electorales recientes y a la existencia
de una crisis general de confianza entre la militancia democristiana, agravada
por el "caso Barschel", Helmut Kohl obtuvo el 87,5% de los votos
emitidos por los delegados, frente al 93,7% obtenido en el congreso de 1985.
Las fuertes pérdidas de votos sufridas por el partido
democristiano en las elecciones federales de enero y en los Estados federados
de Renania Palatinado, Hamburgo, Bremen y Schleswig-Holstein han desatado una
lucha abierta entre los defensores de una mayor derechización en la política
exterior e interior y el sector del partido que pretende hacerse con el
electorado centrista. El escándalo de Schleswig-Holstein, donde el fallecido
presidente democristiano Uwe Barschel utilizó, con la connivencia de otros
miembros del partido, métodos mafiosos para desprestigiar a su adversario
político, el socialdemócrata Bjorn Engholm, ha acentuado la profunda crisis de
credibilidad del partido gobernante.
Kohl hizo ayer un llamamiento a toda la clase política y a
los medios de comunicación para que se regrese a los cauces de respeto mutuo
propios de un régimen democrático. "El poder forma parte de la estructura
política de la democracia pero no es un fin en sí mismo y no merece cualquier
precio", aseguró el canciller.
También solicitó a la dirección del partido que cesen los
"afanes protagonistas de algunos" que, aseguró, han dañado seriamente
la imagen de la CDU.
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