Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
12.09.87
DIÁLOGO INTERALEMÁN
Las declaraciones de Erich Honecker en Neunkirchen son hasta
cierto punto sorprendentes y, en todo caso, un motivo más para el optimismo
moderado que ha despertado la visita del jefe del Estado de la RDA a Alemania
Occidental. Quien interprete sus palabras como el anuncio de una próxima
demolición del muro en Berlín y de la frontera de alambradas entre los dos
Estados alemanes es iluso o necio. La frontera entre la RDA y Polonia, puesta
por Honecker como ejemplo de frontera que "une a los dos Estados",
está lejos de ser lo que Occidente considera una frontera abierta. Para
cruzarla, los ciudadanos de ambos países necesitan visados, las regulaciones de
cambio de moneda son muy rigurosas y los trámites de aduanas, penosos y muchas
veces humillantes. No es una frontera abierta, como tampoco puede serlo la
interalemana. Hay demasiadas diferencias políticas, económicas, de moneda.
Honecker habló de normalidad. Su visita a la RFA ha sido un
gran paso en este sentido. Si nada entorpece los buenos propósitos expresados
por ambas partes durante esta visita, se ha creado un marco político para incrementar los viajes a través de esta frontera en ambas direcciones. Crear
puentes legales sobre un muro que existirá aún mucho tiempo es un éxito
indudable de las dos partes. Soñar con una frontera abierta es y será por largo
tiempo una ilusión.
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