Por HERMANN TERTSCH
El País, Budapest,
18.10.87
El viceprimer ministro húngaro inicia hoy una visita oficial
a España
El viceprimer ministro húngaro, Janos Marjai, inicia hoy una
visita a España, pocas semanas después de que el Parlamento húngaro aprobara,
no sin un fuerte debate, nuevas reformas hacia la liberalización del sistema,
el acercamiento a las leyes del mercado y fuertes sacrificios de la población.
Por primera vez, el año próximo, los húngaros tendrán que pagar impuestos,
incluido el del valor añadido (IVA). En víspera de su viaje a Madrid, Marjai
recibió a EL PAÍS en su despacho en Budapest.
Marjai permanecerá cuatro días en Madrid, invitado por el
vicepresidente del Gobierno español, Alfonso Guerra, como devolución de la
visita que éste realizó a Budapest en mayo de 1985. El viceprimer ministro
húngaro almorzará con el rey Juan Carlos y mantendrá una entrevista con el
presidente del Gobierno español, Felipe González.
Pregunta. Hungría es el país pionero en las reformas
internas del socialismo. Ahora, con Mijail Gorbachov, la URSS y otros países
socialistas adoptan vías similares. ¿Cómo ve Hungría este proceso?
Respuesta. Nosotros esperamos una renovación del socialismo
en la URSS y los demás países socialistas. Hay que recuperar los atrasos. El
socialismo no es una obra concluida, sino un proceso continuo. Lo que ahora
sucede es alentador. Esperamos que la URSS se convierta en un país más abierto.
En el terreno económico está claro que nos beneficia que sean las leyes del
mercado las que regulen nuestro intercambio y que los diversos factores de la
economía puedan actuar autónomamente. El gran mercado que constituye la URSS
ofrece enormes posibilidades, y no sólo para Hungría, sino para toda Europa y
el mundo entero.
P. La reforma húngara comenzó en 1968; pero hoy, 20
años después, la situación del país es muy problemática, con la mayor deuda
externa per cápita de la comunidad socialista y con necesidad de
restricciones. ¿Ha fracasado la reforma?
R. No, de ningún modo. Si no hubiéramos emprendido
estas reformas, que comenzaron inmediatamente después de 1956, no habría sido
posible consolidar esta sociedad y lograr un desarrollo grandioso para este
país, y no habríamos podido soportar los golpes que nos ha dado la economía
internacional. Sin las reformas, nuestros problemas serían otros mucho más
graves. Ahora debemos acelerar el ritmo de la reforma.
Desigualdad y tensiones
P. ¿Esperan tensiones sociales por las reformas y las obvias
desigualdades que se están creando en esta sociedad?
R. Tensiones las ha habido siempre desde que comenzamos
con las reformas y se producen necesariamente cuando hay cambios. Sin las
reformas, también las habría. También hay desigualdades. Las diferencias deben
existir, porque los seres humanos son diferentes entre sí y también en su
rendimiento y aportación al desarrollo. En una primera fase de la
liberalización de la actividad empresarial se produjeron casos de ingresos
desmesurados, ya que todavía no regían los criterios de selección del mercado.
Con la creciente aplicación de las leyes del mercado y la nueva ley de
impuestos habrá una selección mayor y una tributación más justa. Esto requiere
otra política social hacia aquellas capas que no pueden ampliar por iniciativa
propia sus ingresos, sobre todo jubilados y familias numerosas. Estos deberán
recibir apoyos especiales, pero nuestra política social se deberá limitar a
aquellos que no pueden modificar por sí mismos la situación que padecen; hay
que acabar con el igualitarismo.
P. Mucha gente se pregunta ya qué es lo que queda del
socialismo con empresarios y asalariados con desempleo y diferencias sociales.
R. El igualitarismo corresponde a una etapa primitiva
del socialismo, del momento en que todos necesitaban lo imprescindible para
sobrevivir. Pero después las diferencias deben surgir, porque corresponden al
¡deal del socialismo y a la justicia. Fue un error de los países socialistas el
destacar aquella fase inicial y erigirla en la imagen misma del socialismo;
pero es una imagen falseada que consideraba al socialismo primitivo como una
ley, un sistema concluido y estático. Muchas tensiones en los países
socialistas se debieron precisamente a los intentos de querer mantener este
sistema, ya superado por la sociedad y la economía.
P. Hungría cuenta con una sociedad abierta, con
pluralidad de intereses de los diferentes sectores. ¿No sería consecuencia
lógica que esta pluralidad se reflejara en asociaciones políticas y sindicales
libres?
R. El pluralismo no requiere por esencia la existencia
de diversos partidos. La esencia del pluralismo es que las contradicciones de
los intereses de los diversos sectores sociales salgan a la superficie y se
manifiesten. Una de las grandes labores del Partido Socialista Obrero Húngaro
ha sido reconocer esta pluralidad y superar la imagen del socialismo que la
negaba. Debemos acelerar la aplicación del marco para una participación directa
de los ciudadanos en esta confrontación de intereses. Nos queda mucho por
hacer; uno de nuestros problemas en la aplicación de la reforma ha sido aspirar
siempre a un pleno consenso social. Esto es imposible, y nos ha hecho demorar
medidas necesarias, pero que no pueden satisfacer a todo el mundo.
P. Washington y Moscú van a firmar un acuerdo para la
eliminación de los misiles de medio alcance. ¿Cómo ve Hungría el proceso actual
de desarme?
R. Mire usted: por muchas razones, nosotros estamos muy
interesados en la distensión, y lo decimos a todas horas en todas partes.
Saludamos por ello el acuerdo y esperamos que pronto se llegue a un compromiso
para la reducción del armamento convencional. El acuerdo sobre mis¡les INF
supone para nosotros un alivio. Si podemos después gastar menos en armas
convencionales estaremos más que contentos. No tenemos ningún interés en
mantener siquiera nuestro modesto nivel de armamento.
DISCRIMINACIÓN ABIERTA DE LA CE
Pregunta. Hungría ha incrementado mucho sus vínculos
con Occidente. Sin embargo, existen frenos. Hungría se queja de prácticas
discriminatorias por parte de la Comunidad Europea. ¿Qué hay de cierto en esto?
Respuesta. Indudablemente se da una abierta
discriminación. Se basa en que la Comunidad parte de que Hungría no es una
economía de mercado. Esto es inaceptable para nosotros. En las negociaciones
con Bruselas, la CE quiere incluir este principio en el acuerdo de cooperación.
Nosotros no podemos aceptarlo.
P. Usted acaba de volver de la cumbre del Consejo
de Ayuda Mutua Económica (CAME) en Moscú. Allí, tanto la URSS como Hungría han
criticado los retrasos en la integración, hay resistencias por parte de países
como la República Democrática Alemana y Rumania...
R. Ahora, en Moscú, no se han tomado medidas obligatorias
que vayan a cambiar la situación de un día al otro, pero al menos ya se reconoce
por parte de todos los países la necesidad de aplicar las medidas para tal
integración. Debe favorecerse la cooperación directa entre las empresas y debe
haber un flujo libre de productos y servicios en este mercado común.
P. Usted viaja ahora a España. Las relaciones entre
nuestros dos países son muy escasas...
R. En nuestras relaciones tenemos un gran potencial.
Las relaciones políticas son buenas, no hay litigio alguno. La reciente visita
de los Reyes de España tuvo un fuerte impacto aquí. El rey Juan Carlos nos
impresionó por su conocimiento y su extraordinaria calidad humana. En las
relaciones económicas, nuestro proceso de reformas se basa en una apertura
hacia la economía internacional y mayores contactos con todos. Como España
tiene con nosotros aún un comercio pequeño, consideramos que hay allí reservas
para Hungría.
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