Por HERMANN TERTSCH
El País, Viena,
26.10.87
El jefe del Estado polaco, Wojciech Jaruzelski, está
decidido a demostrar a la población que esta vez la reforma económica va en
serio y que existe voluntad política, además de necesidad perentoria, de
aplicarla. Los cambios gubernamentales anunciados el sábado forman parte de
este esfuerzo de la dirección del partido comunista (POUP) por convencer a los
ciudadanos de que las medidas anunciadas en el pleno del Comité Central del
partido hace dos semanas para descentralizar la economía, desmontar la
burocracia e incentivar la iniciativa personal y la productividad no son frases
huecas y declaraciones de intenciones.
El cambio de Gobierno ha sido anunciado poco más de un mes
antes de que los ciudadanos polacos sean convocados a decidir en referéndum
nacional el ritmo de aplicación de las nuevas medidas económicas en los
aspectos que más les afectan, el desmantelamiento de las subvenciones y el
consiguiente aumento general de precios. Para el régimen, la convocatoria de un
referéndum de este tipo, insólito en un país socialista, plantea riesgos
considerables, como una abstención masiva que abortaría las posibilidades de
aplicar la reforma antes de haberla empezado.
Apatía
No obstante, la apatía, el desinterés y la incredulidad de
los polacos hacia todo programa o acto que proceda del Estado ha hecho hasta
ahora fracasar todos los intentos de revitalizar una economía nacional en agonía.
El referéndum es un intento de comprometer a la ciudadanía con las nuevas
reformas y evitar que las nuevas subidas de precios provoquen tensiones sociales que, tradicionalmente, en Polonia desembocan rápidamente en
movilizaciones políticas. Los precios deberán subir en el marco de estas
reformas un mínimo del 50%, según se estima en Varsovia. La reducción del número
de ministerios de 26 a 19 y el desmantelamiento de parte de su Administración -entre 2.500 y 3.000 funcionarios perderán su actual empleo- es
un gesto para demostrar a la población que por primera vez se va a intentar
racionalizar un sistema administrativo demencial y se recortarán las
competencias del Estado, todo ello pese a perjudicar a colectivos tan
incrustados en el aparato como son los funcionarios. Los recortes de personal
no serán en sí nada difíciles. Las plantillas de ministerios y oficinas
estatales son un ejército de funcionarios lentos o totalmente inactivos, si no
ausentes, a quienes los criterios de productividad y servicio público son
ajenos. Todos los resortes económicos han cambiado de titular, con excepción
destacada del jefe del Gobierno, Zbigniew Messner, economista, que no ha sido
llamado a responder por el deterioro de la situación desde que ostenta este
cargo. Es posible, como señalan muchos escépticos en Polonia, que Jaruzelski
haya reservado a Messner como próxima cabeza de turco para el caso de
que las reformas no cuajen.
Margen de maniobra
Sin embargo, se dan también indicios de que Messner puede
ser el dirigente capaz de aplicar medidas de racionalización, ahorro y aumento
de la autonomía de las empresas, ahora que Jaruzelski tiene margen de maniobra
en la comunidad socialista para hacer concesiones políticas a la población. En
este sentido se anuncia la próxima promulgación de una ley de asociaciones, y
los llamamientos a la oposición política, incluido el sindicato Solidaridad,
para que coopere en revitalizar la sociedad para reactivar la economía son
continuos. Polonia es, con Hungría, el país de la comunidad socialista en el que
el partido gobernante ha adoptado con más entusiasmo la política de apertura y
reestructuración del máximo dirigente soviético, Mijail Gorbachov. En la reciente cumbre del Consejo de Ayuda Mutua Económica celebrada en
Moscú se perfiló un curioso eje Moscú-Varsovia-Budapest frente a otros aliados
más reticentes a la aceleración de la integración económica, ya sea por una u
otra causa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario