Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
20.08.87
Rudolf Hess, el lugarteniente de Adolf Hitler, dejó una
carta de despedida antes de quitarse la vida el lunes en el patio de la cárcel
de Spandau, en Berlín, donde pasó los últimos 41 años. El gobierno militar
británico informó ayer que la carta fue encontrada en un bolsillo del pantalón
que vestía al morir. El contenido, muy breve, ha sido comunicado a Wolf-Rüdiger
Hess, el hijo del fallecido; sin embargo, aseguró ayer no haber visto ni el
original ni la copia de la nota y no dar crédito a la versión oficial del
suicidio. La autopsia reveló ayer que Hess falleció por asfixia como
consecuencia de un intento de suicidio.
El resultado no aclara, no obstante, el interrogante de si
Hess murió inmediatamente y fue trasladado cadáver al hospital, lo que
contradice el segundo comunicado sobre su muerte, o si falleció en el centro
sanitario, hecho que, habida cuenta de la causa inmediata, parece improbable.
El examen anatómico del cadáver, al que asistieron médicos de las cuatro
potencias gobernadoras de Berlín, fue dirigido por el doctor J. Malcolm
Cameron. "La autopsia (...) revela que la causa principal de la muerte fue
la asfixia. La carta encontrada sobre el cuerpo (...) muestra claramente que
Hess había previsto sucidarse", asegura el segundo comunicado hecho
público ayer por la autoridad militar británica de Berlín.
El primer y breve comunicado británico en el que se
informaba de la existencia de la nota de Hess y que la URSS se negó a endosar,
no aclara si el hijo de Hess ha visto el original del texto escrito por su
padre. En declaraciones a la televisión germano occidental, Wolf-Rüdiger Hess
reforzó sus dudas sobre la versión oficial del suicidio e insistió en que no la
creerá hasta que no vea la carta. El hijo del último representante de la cúpula
del nacionalsocialismo alemán recordó que hace cuatro meses, durante una
estancia de su padre en el hospital, le dieron una nota supuestamente suya en
la que se le indicaba que Hess no quería verle. La nota, afirmó Wolf-Rüdiger,
era falsa. El hijo de Rudolf Hess mostró su extrañeza por que se diera a
conocer la existencia de la carta justo dos horas después de que él y el
abogado de su padre, Alfred Seidl, pusieran en duda la versión del suicidio.
Contradicciones
Según informó el martes un comunicado de la autoridad
militar británica, Hess murió poco después de ser encontrado agonizante en el
jardín de la prisión con un cable eléctrico en torno al cuello. El vigilante
que le acompañaba le había dejado solo unos minutos. El lunes se había
asegurado que el prisionero murió en la prisión tras un colapso circulatorio.
Después se dijo que la muerte se produjo en el hospital, pero por causas
naturales. Seidl, que ya fue defensor de Hess ante el tribunal militar de
Nuremberg en 1946, manifestó que éste no había tenido nunca intenciones reales
de quitarse la vida y dijo que no cree que a sus 93 años y en su estado, casi
ciego, sin fuerza y con una pierna prácticamente inmóvil, Hess pudiera en unos
minutos atarse el cable al cuello y tirar con la suficiente fuerza como para
estrangularse. El hijo de Hess también aseguró que las últimas cartas que
recibió de su padre "no contienen indicio alguno" de que quisiera
poner fin a su vida.
Forenses del hospital Universitario de Hamburgo manifestaron
ayer que la autoestrangulación tal como la realizó Hess, según la versión
oficial, es posible, si bien extremadamente infrecuente.
En todo caso, la política informativa de las cuatro
potencias aliadas desde la noticia de la muerte del solitario de Spandau
el pasado lunes, con comunicados confusos, en parte contradictorios, y un
secretismo general en torno a los pormenores de la muerte, ha despertado
considerables dudas sobre la veracidad de la versión oficial.
Los detalles dados por el gobierno militar británico
plantean graves interrogantes. El Gobierno federal alemán, reunido ayer en
consejo de ministros bajo la presidencia del ministro de Finanzas, Gerhard
Stoltenberg, por encontrarse de vacaciones el canciller Helmut Kohl, recibió un
informe de los aliados occidentales en el que se le comunica la muerte de Hess.
El portavoz del Gobierno, Norbert Schofer, rehusó todo comentario al respecto.
El cable encontrado en torno al cuello de Hess fue dejado en
la caseta del patio de la prisión por unos electricistas que habían realizado
unas reparaciones en la mañana del lunes.
Por otra parte, los servicios de información de la policía
federal alemana temen que grupos neonazis cometan atentados contra instalaciones
de las fuerzas armadas aliadas en protesta por la muerte de Hess en prisión.
El presidente de la Oficina de Protección de la Constitución
de Hamburgo, Christian Lochte, manifestó que los grupos neonazis veían en Hess
no tanto el brazo derecho de Hitler sino un símbolo de la ocupación por parte
de las potencias vencedoras de la II Guerra Mundial y que su muerte puede
desencadenar una violencia siempre latente en estos pequeños grupos.
En Múnich, una veintena de neonazis se congregó a última
hora de la noche del martes con antorchas y una corona de flores con una banda
dedicada por "la juventud alemana" a Rudolf Hess. Los manifestantes
entonaron canciones nazis hasta que llegó la policía y se retiraron sin mayores
incidentes.
En el panteón familiar de Hess, en la pequeña localidad
bávara de Wunsiedel, donde Hess será enterrado cuando su cadáver sea entregado
a la familia, aparecieron ayer panfletos neonazis, velas y flores en honor del
que fuera brazo derecho de Hitler. La fecha no se hará pública para evitar
concentraciones de neonazis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario