Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
07.09.87
HITO INTERALEMÁN
Por primera vez desde la división del territorio alemán en
dos Estados, hace casi 40 años, la República Federal de Alemania (RFA) recibe
hoy al jefe del Estado y del partido comunista de la República Democrática
Alemana (RDA), Erich Honecker. La visita, que ha entrado en la historia antes
de producirse, marca un hito en las relaciones interalemanas y abre una puerta
de esperanza a la resolución del llamado problema alemán. Honecker, constructor
del muro de Berlín, recibirá todos los honores correspondientes a un jefe de
Estado, a pesar de que la Constitución de la RFA no reconoce la existencia de
la República Democrática Alemana como país independiente.
El jefe del Estado de la República Democrática Alemana,
Erich Honecker, llega hoy a Bonn en la primera visita oficial de un máximo
dirigente germanooriental a la República Federal de Alemania desde la creación
de estos dos Estados. La llegada de Honecker a Bonn tiene un profundo
significado histórico. Tras 38 años de existencia antagónica, en los que
proliferaron los momentos de grave tensión, los dos Estados alemanes ratifican
con esta visita oficial el rápido proceso de distensión y normalización en sus
relaciones. Supone un reconocimiento claro, si no explícito, del Estado
comunista alemán por parte del Gobierno de la RFA y la cima de la carrera
política de Honecker. A sus 75 años, este último gran dirigente de la RDA con
sus orígenes en la Alemania unida de la preguerra, logra ser recibido como jefe
de Estado en la RFA. Sus antecesores, y él mismo hasta hace unos años, eran
vistos en Bonn como simples sicarios de Moscú. El Estado que representa era
descalificado como "ente amorfo" o "zona ocupada por los
soviéticos" por dirigentes de la Unión Cristianodemócrata (CDU), el
partido del canciller que hoy le recibe con honores militares ante la
cancillería.
La visita de Honecker se produce en un momento político
idóneo para un acercamiento entre los dos Estados alemanes. En el marco de la
mejoría de las relaciones entre las dos superpotencias, con expectativas de una
próxima firma en Ginebra del primer acuerdo de reducción armamentista de la
posguerra, los dos Estados alemanes pueden ahora dar carácter oficial y
protocolario a un acercamiento continuo en los últimos años. Éste ha
cristalizado ya en diversos acuerdos culturales, de medio ambiente y
económicos.
Los protagonistas del encuentro ante la cancillería, Kohl y
Honecker, acuden con intereses distintos pero complementarios. Honecker
necesita la ayuda de la RFA para emprender un proceso de renovación tecnológica
e industrial. La alternativa es que la RDA se vea arrastrada con otros países
de la comunidad socialista a la insignificancia económica en la vertiginosa
carrera del desarrollo tecnológico. La URSS, bajo la dirección de Mijail
Gorbachov, que apuesta abiertamente por la cooperación con Alemania Occidental
para su propia renovación industrial, ha dejado de entorpecer el acercamiento
de Berlín Este a Bonn. Ahora parece fomentarlo.
Para lograr sus objetivos, Honecker parece dispuesto a hacer
concesiones. Algunas han sido adelantadas. La reciente amnistía, la abolición
de la pena de muerte, el desmantelamiento de las instalaciones de tiro automático
y campos de minas en la frontera interalemana son pasos en este sentido. El más
espectacular ha sido el incremento de permisos de viaje a la RFA para
ciudadanos alemanes orientales. En 1985 sólo obtuvieron permiso para viajar a
territorio federal 66.000 ciudadanos de la RDA en edad laboral o de estudio.
Este año alcanza el millón. Con el millón de pensionistas a los que Berlín Este
permite viajar sin dificultades suman dos millones de personas las que pudieron
venir de visita a la RFA. Según estimaciones, sólo aprovechó la oportunidad
para quedarse en Occidente un 0,2%.
Derechos humanos
El canciller Kohl, por su parte, tiene varias demandas que
hacer a Honecker respecto a los derechos humanos. En la frontera interalemana y
en el muro de Berlín la policía de Alemania Oriental sigue disparando contra
sus conciudadanos que intentan huir. Este hecho vergonzante pero cotidiano en
el corazón de Europa no quedará sin mención. También la renuncia obligatoria a
contactos con occidentales que la RDA impone a sus ciudadanos bajo amenaza de
represalias laborales ha aumentado en los últimos años. Los avances en materia
de contactos humanos entre alemanes del Este y Oeste son considerables pero aún
absolutamente insuficientes. Nadie espera que el muro caiga próximamente pero
sí concesiones del Este para hacerlo menos insoportable.
En la cooperación económica y tecnológica, de interés común
para ambos países, está una de las claves de "los agujeros legales al
muro" que citaba un comentarista occidental.
Si la República Democrática Alemana desea tener una
producción económica competitiva, necesita un intercambio de información y de
personal cualificado además de incentivos y atractivo para las compañías
occidentales.
Todo esto requiere permeabilidad fronteriza y transparencia
informativa. Las posibilidades de cooperación son ingentes y la patronal de la
República Federal de Alemania ve grandes expectativas de cooperación
interalemana en otros mercados del Este.
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