Por HERMANN
TERTSCH
El País, Bonn,
11.09.87
El rockero alemán occidental logró su deseo de hablar con
Honecker
Es niño terrible de la música rock alemana. Desde hace
lustros lidera lo que él llama "el frente contra el cretinismo trovador y
la mafia de la canción". Udo Lindenberg siempre fue un cantante político.
Lo es aún más desde que descubrió su ya célebre pasión por cantarle a Honey, al
jefe del Estado de la República Democrática Alemana (RDA), Erich Honecker. El
miércoles, tras largos años de espera, Lindenberg se vio finalmente con
Honecker durante la visita de éste a la República Federal de Alemania (RFA).
Las dificultades para este encuentro habían sido numerosas y
sólo comparables con las que ha tenido Lindenberg para celebrar conciertos en
la RDA. Los responsables del protocolo de Honecker temían, con razón, que algún
pronto de este músico imprevisible pudiera poner en aprietos al indiscutido
líder de la RDA. De hecho, Lindenberg lleva años dedicando canciones a Honecker
que, por irreverentes, no entusiasman a la corte de sesudos funcionarios del partido en la RDA. Y tienen muchísimo éxito entre la población. Para agravar aún
más las cosas, Lindenberg es militante del movimiento pacifista, critica los
abusos del poder y del dinero en los países capitalistas y se declaró siempre
de izquierdas. Mal se le puede acusar de ser un sicario de la derecha
irredenta.
Nacido en 1946 en Gronau, en Renania Westfalia, Lindenberg
comenzó a los 11 años a tocar la batería y la guitarra. Tras algunos cursos de
música en Muenster, que abandonó aburrido, se dedicó a tocar con grupos de jazz.
Después de formar grupos de vida efímera, crea la Panik Orchester, con la que
consigue sus primeros éxitos. Con canciones propias, Lindenberg se convierte en
el máximo representante de un rock político que describe miserias y
alegrías de los jóvenes de las ciudades industriales de la RFA.
Desde entonces el rockero intentó tocar en la RDA, pero
todas sus solicitudes fueron rechazadas. Así, en 1983, lo intentó de otra forma
y compuso una canción, El tren especial a Pankow, en la que pide a Honey (Honecker)
que le deje tocar allí. Venía a decir en ella que "Honey, yo ya
sé que tú eres muy marchoso y que hay en ti un auténtico rockero, que te gusta
ponerte la chaqueta de cuero y te encierras en los retretes para oír la radio
occidental". La canción tuvo un éxito impresionante en la RDA, aunque ni
emisoras de radio ni discotecas osaban ponerla. La juventud grabó la canción en
emisoras occidentales y pronto hasta los niños la tarareaban por la calle. Pero
Udo seguía sin poder dar un concierto en Berlín Este.
Lindenberg insistía. Mandó una carta a Honecker que
encabezaba con un "Hola, Honey", y decía tuteándole:
"Muestra una vez tu parte más humana y marchosilla, muestra tu humor y
soberanía y déjame tocar allí con mis amigos". Y finalmente tocó. Dada su
popularidad, las juventudes comunistas organizaron un concierto en el palacio
de la República, y la sede del Parlamento popular de Berlín Este se venía abajo
de entusiasmo.
El pasado año, Lindenberg le mandó una chaqueta de cuero
a Honey; éste, agradecido, le envió una especie de dulzaina. El
miércoles, Udo le regaló una guitarra eléctrica con el lema "más guitarras
y menos pistolones". Erich Honecker agradeció el regalo, se mostró de
acuerdo con el lema y le sugirió que "las juventudes comunistas
organizarán un concierto". Y Lindenberg, que ya se da por invitado, ha
propuesto que Honey vaya con la guitarra, él con la dulzaina que le
regaló y "el canciller Helmut Kohl con un arpa; sería un trío
divino".
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