Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn,
23.08.87
Al menos 78 jóvenes neonazis fueron detenidos ayer por la
policía federal alemana en el cementerio de Wunsiedel, Baviera, en los primeros
incidentes graves que se producen en el pueblo donde será enterrado Rudolf
Hess. Los neonazis fueron detenidos cuando se disponían a rendir un
"homenaje militar" a Hess, el ex lugarteniente de Hitler que se suicidó
el lunes pasado en la cárcel de Spandau. En Wunsiedel se halla el panteón de la
familia Hess, donde será enterrado el criminal de guerra nazi el próximo
miércoles, según anunció ayer la familia.
La policía bávara se encuentra en estado de alerta en
previsión de incidentes y atentados contra las fuerzas armadas de los aliados,
especialmente las norteamericanas, cuya presencia es notable en la región. La
policía detuvo asimismo a un número indeterminado de militantes neonazis en la
localidad de Nagel, un pueblo cercano a Wunsiedel, después de que desplegaran
pancartas de apoyo y solidaridad con Hess. Entre los panfletos confiscados a
los detenidos hay algunos que hacen un llamamiento para vengar a Hess.
En los accesos a la pequeña localidad bávara donde será
enterrado Hess han sido instalados controles policiales para evitar que durante
el fin de semana se produzcan concentraciones nazis. La policía cuenta con la
llegada de grupos dispuestos a la violencia. Según la Oficina de Protección de
la Constitución de Baviera, los preparativos de los ultras para
capitalizar políticamente el sepelio de Hess están en plena marcha e incluyen
la realización de atentados contra instalaciones militares aliadas.
El cementerio fue cerrado a media mañana de ayer por la
policía tras los primeros incidentes. Contingentes de la policía, llegada en
parte de otras ciudades, y miembros de los servicios de información vigilan el
cementerio, que posiblemente no sea abierto al público ya hasta poco antes del
entierro. Jóvenes con uniformes paramilitares, enarbolando banderas con la cruz
de hierro y los símbolos nazis, y los skinheads (cabezas rapadas),
con las siglas SS tatuadas en los brazos, habían acudido antes al panteón
familiar de los Hess, depositado flores y panfletos que rezan: "Nuestra
ira será poderosa".
Aunque ya desde el día después de la muerte de Hess habían
comenzado a aparecer neonazis y ex combatientes hitlerianos en el pueblo,
Wunsiedel fue testigo ayer de los primeros incidentes. En Bonn, grupos de
neonazis se manifestaron ante las embajadas del Reino Unido, Estados Unidos y
Francia.
Críticas a la familia
Arrecian, por otra parte, las críticas a la actitud de la
familia de Hess y de su abogado, Alfred Seidl, que, con sus descalificaciones
públicas de la versión oficial de la muerte de Hess, llegando a cuestionar la
autenticidad de la carta encontrada en el bolsillo del que fuera lugarteniente
de Hitler, han incrementado considerablemente el riesgo de que, durante el fin
de semana y el día del sepelio, Wunsiedel se convierta en escenario de
exaltaciones del nacionalsocialismo. Seidl, que ha sugerido que "la carta
puede haber sido escrita hace diez años", parece hacer todo lo posible por
fomentar el misterio y sugerir que Hess no murió por voluntad propia.
La policía ha anunciado que el cuerpo de Hess, que permanece
en un lugar secreto para evitar incidentes, será llevado al cementerio tan sólo
una hora antes de la ceremonia del sepelio. Éste, que en principio había sido
anunciado para el lunes, fue aplazado al martes y después al miércoles. Estos
continuos retrasos hacen que Hess vaya a ser enterrado transcurridos nueve días
de su muerte, en los que ha permanecido en constante primer lugar de la
actualidad, lo cual, según sospechan numerosos observadores, ha servido para
incrementar considerablemente el valor comercial de la exclusiva que el hijo de
Hess ha firmado con el grupo editorial de Axel Springer.
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