Por HERMANN TERTSCH
El País, Bonn, 23.11.87
Los incidentes registrados hace una semana en la ciudad de
Brasov, en el centro de Rumania, revistieron una gravedad mucho mayor de lo
trascendido en un principio a Occidente y fueron el levantamiento más violento
contra el régimen del presidente Nicolae Ceaucescu desde las huelgas mineras de
1971. Cerca de 20.000 manifestantes asaltaron e incendiaron el Ayuntamiento y
la sede central del partido, saquearon el economato de los funcionarios y
mataron a dos policías. Los policías murieron, uno, con la garganta seccionada,
y el otro, apaleado. No hay información sobre eventuales muertos y heridos
entre la población durante la represión de la manifestación, que contó con unidades
del Ejército. Según las informaciones de un testigo presencial al diario
milanés Corriere della Sera y del diario Bild, en la RFA,
confirmadas por fuentes diplomáticas en la capital alemana occidental, los
incidentes se iniciaron el domingo día 15 de noviembre, cuando los obreros de
las tres grandes fábricas de la ciudad iban a ser transportados en camiones a
depositar su voto en las elecciones municipales, tras haber sido obligados a
pasar la noche en su puesto de trabajo para acudir a las urnas.
Allí debían confirmar a los candidatos únicos del partido comunista. Al acercarse un vehículo policial a un grupo de trabajadores, éstos
gritaron: "Esto son las elecciones libres". Varios obreros volcaron
el coche de la patrulla y lo incendiaron. En poco tiempo se unió a los obreros
una gran masa de ciudadanos de Brasov armada con botellas rotas, hachas,
martillos y barras de hierro, y se dirigió al Ayuntamiento, que fue saqueado.
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