Por HERMANN TERTSCH
El País, Roma,
16.06.98
La creación de un Tribunal Penal Internacional (TPI) con
carácter permanente, eficaz, independiente y fuerte supondrá dotar a la
comunidad internacional de «un baluarte contra el mal» y el mejor instrumento
para impedir que en el futuro se cometan nuevas atrocidades. El secretario
general de la ONU, Kofi Annan, inauguró ayer en Roma la Conferencia Diplomática
para el establecimiento del TPI con palabras cargadas de sentido histórico y un
llamamiento a no permitir que se frustre esta oportunidad de crear una
instancia sólida que combata en todo el mundo los crímenes de guerra, contra la
humanidad. «Los ojos de los millones de víctimas del pasado y los ojos de las
víctimas potenciales del futuro estarán observando su labor», manifestó Annan
en la apertura de estas negociaciones que se prolongarán cinco semanas y que se
auguran difíciles. El borrador del texto con que comienza la conferencia cuenta
con más de 1.700 enmiendas en poco más de 150 páginas. Junto a muchas que son
meras cuestiones de forma hay algunas de vital importancia para el futuro del
tribunal, su credibilidad y viabilidad. Todos los miembros permanentes del
Consejo de Seguridad salvo el Reino Unido, pero especialmente EE UU, quieren
asegurar un grado de obediencia de la corte internacional al órgano de la ONU
que, según otros participantes y las organizaciones jurídicas y humanitarias,
la dejarían inerme y sin contenido.
Preguntado al respecto, Annan manifestó que «es necesario un
tribunal fuerte e independiente» y que esperaba la flexibilización de posturas
sin mencionar expresamente a Washington, porque «ningún Estado querrá ser
considerado responsable del fracaso» de lo que calificó de oportunidad para
romper el círculo vicioso de la impunidad que genera más crímenes.
Crímenes de guerra
Asistió a la jornada inaugural el presidente italiano, Oscar
Luigi Scalfaro, que, como Annan, dijo que la historia ha demostrado la necesidad
de perseguir globalmente los crímenes contra todo el género humano. Sin
embargo, desde un principio todos los asistentes a la conferencia son
conscientes de los inmensos problemas de combinar el imperativo moral y
político de perseguir los crímenes de guerra contra la humanidad y el genocidio
con el celo de los Estados por su propia soberanía, con las diferentes
concepciones jurídicas y las reservas y suspicacias políticas e incluso
semánticas. Las organizaciones no gubernamentales (ONG), presentes de forma
oficial como una gran coalición de más de 800 grupos miembros, denunciaron ya
ayer los intentos de diversos países de bloquear desde un principio la
independencia de este tribunal y convertirlo en un rehén o títere del Consejo
de Seguridad de la ONU y por tanto del veto de sus miembros permanentes.
Especialmente duros fueron todos con la Administración norteamericana, que ha
realizado toda una ofensiva diplomática en recientes semanas para disuadir a
los países participantes de intentar imponer un tribunal que pueda abrir y
perseguir causas sin la intervención directa del Consejo de Seguridad. Una de
las ONG más activas y respetadas, Helsinki Watch, manifestó que es
particularmente insidiosa la sugerencia de Washington de que el tribunal es
inviable si no responde a sus tesis. «Es mejor que no haya tribunal permanente
a que exista uno que utilicen las grandes potencias para sus fines políticos»,
señaló. La coalición de las ONG advirtió que los que bloqueen la creación de un
tribunal independiente serán corresponsables de crímenes contra la humanidad en
el futuro.
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