Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Francfort
El País Miércoles,
13.10.99
La feria arranca con la despedida de Peter Weidhaas,
director durante casi un cuarto de siglo
La Feria del Libro de Francfort comenzó ayer con un fuerte
alegato de su dirección a favor de la creación literaria y la propiedad
intelectual frente a las crecientes tendencias a convertir este gran certamen
cultural mundial en un mero foro comercial del mundo editorial y sus nuevas
tecnologías. Peter Weidhaas, considerado el padre de la Feria del Libro de
Francfort, se despedía ayer tras casi 25 años como director de la misma.
Durante su mandato se han duplicado los visitantes, triplicado los expositores
y cuatriplicado la superficie de exposición.
Peter Weidhaas no fue autocomplaciente, y advirtió sobre los
peligros de esta evolución en el mundo cultural, en el que las grandes
corrientes de éxito, que galopan sobre la concentración industrial, acaban
haciendo desaparecer o convirtiendo en fenómenos de marginalidad irrelevante a
otras corrientes culturales que en absoluto desmerecen por su valor y calidad.
"Estamos asistiendo a una competencia de exterminio", dijo. Según
Weidhaas, a quien sucederá en el cargo el hasta ahora director de la Feria de
Arte de Basilea, Lorenzo Rudolf, la globalización sigue siendo, como lo fue el
año pasado, una de las claves para entender la evolución del mercado y la
creciente presión sobre los sujetos más pequeños y menos capitalizados de la
industria.
Pero se perfilan otras como es la inmensa proliferación de
la venta de libros por Internet. Si el pasado año aún existían serios temores
de que esta evolución pusiera en grave peligro la existencia de los libreros tradicionales,
hoy la situación se puede valorar de forma mucho más diferenciada, según indicó
ayer el artífice del espectacular crecimiento de la Feria de Francfort.
Premios virtuales
Cada vez son más los clientes que compran libros vía
Internet, pero también los libreros que hacen uso de esta fórmula de venta que
los hace más accesibles a clientes que por una u otra causa no frecuentan las
librerías. En este sentido y gracias a esta nueva vía ha aumentado también la
venta especializada desde las librerías. Por todo ello, la Feria de Francfort
ha instituido unos premios para las librerías que destaquen en sus ofertas en
la red. Todos los ponentes en la jornada inaugural de la feria destacaron esta
creciente relevancia de Internet en el mundo editorial, pero todos insistieron
asimismo en que la materia prima con la que se forja todo el negocio inmenso
que viene a plasmarse a esta feria es la creación, el esfuerzo intelectual de
escritores y poetas, de académicos y científicos, sin quienes toda la
maquinaria restante carecería de sentido.
La creación que entra hoy en los mercados editoriales es
universal en el sentido más amplio, y abarca, como dijo ayer Weidhaas,
"desde los libros de intriga de John Grisham (de Memphis, Tennesee), los
escritos mitológicos de un Paulo Coelho de Brasil, la historia de una familia
de Kerala en el sur de la India escrita por Arundathi Roy hasta, por hablar de
un ejemplo de Alemania, la filosofía de Jürgen Habermas, que vive aquí, en
Hamburgo".
La feria quiere, y logra según sus responsables, no sólo
plasmar esta universalidad, sino preservar también muchas de aquellas voces que
pueden quedar marginadas en este proceso de globalización y de inmensa
influencia de los grandes grupos predominantes en el mercado.
Inabarcable
El gran espectáculo del mercado editorial comenzará en
realidad hoy, con la apertura de todos los pabellones nacionales y de las
editoriales. Ayer todavía, mientras la dirección presentaba sus resultados y
expectativas y se disponía a la solemne sesión inaugural presidida por Arpad
Gönzc, el jefe del Estado húngaro, país huésped de honor de este año, los
obreros y técnicos de los miles de editoriales presentes instalaban a última
hora los centenares de miles de libros que componen esta exposición
prácticamente inabarcable. Al margen del negocio editorial en sí, se celebrarán
durante los próximos seis días varios centenares de actos de todo tipo, desde
conciertos a exposiciones, pasando por decenas de lecturas públicas por parte
de autores, este año con especial presencia húngara. La presencia española en
estos actos públicos es, sin embargo y paradójicamente, casi nula. La dirección
ha destacado también la tendencia a mayor presencia en pabellones conjuntos de
pequeñas editoriales que ya no pueden competir por cuestiones de costes con los
grandes grupos. Que las pequeñas editoriales sean cada vez menos no es sino
reflejo de ese proceso de concentración que en algunos países como Francia ha
alcanzado ya niveles alarmantes.
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