domingo, 30 de abril de 2017

UNA NUEVA ERA EN LA NOVELA ALEMANA TRAS EL NOBEL DE GRASS

Por HERMANN TERTSCH
El País,  Francfort, 13.10.99

El Premio Nobel a Günter Grass parece haber enfervorizado hasta a los más escépticos observadores del panorama literario alemán. La subida a los altares del malhumorado padre de las letras ha llevado ahora a algunos críticos a anunciar una nueva era en la novela alemana tras años de sequía. Hace ya 40 años que Grass escribió El tambor de hojalata. Tiempo, por tanto, según algunos, de que surjan los nietos de Grass, aunque éste nunca vaya a reconocerlo. Sus colegas, los miembros de la generación del 47, desde Martin Walser a Ingeborg Bachmann, Uwe Johnson o Hans Magnus Enzensberger; los grandes de la posguerra, como Peter Weiss o Max Frisch y Friedrich Dürrenmatt, ya no son representativos de la nueva literatura alemana, según algunos.
Menos aún el "atontado" Peter Handke, tal como dice, con su habitual acritud, en unas recientes declaraciones, Reich-Ranicki, el gran buda de la crítica literaria alemana, ahora con renovado protagonismo por haber sacado puntualmente para la feria sus memorias, todo un paseo por la literatura alemana de la segunda mitad de este siglo.

Nuevos portentos
Por eso saltan ahora, al estilo de los nietos de Willy Brandt, versión narrativa, con una nueva generación que algunos saludan con entusiasmo y otros consideran que será aún más efímera que algunas camadas de escritores jóvenes o eternamente jóvenes surgidos en la literatura de otros países. Así, el crítico Volker Hage se lanzaba esta semana a calificar en Der Spiegel como los nuevos portentos de la novela alemana a un grupo en el que se encuentran Karen Duve, Judith Hermann, Thomas Brussig, Ingo Schulze, Sylvia Szymanski y Michael Kleeberg, entre otros. Según Hage y otros entusiastas, por fin vuelve a haber en la novela alemana escritores con ganas de contar historias, sin el complejo del agotamiento del mensaje que ha mantenido maniatadas o dedicadas al circunloquio baldío a generaciones enteras de literatos alemanes.

Los más escépticos creen un poco precipitado querer otorgar relevancia a lo que consideran una serie de novelas más o menos logradas, algunas bastante poco, pero, en todo caso, no merecedoras de un lanzamiento de marketing que, con motivo de la Feria del Libro de Francfort, quiera ahora medrar de una bonanza literaria alemana que se debe, hoy en día casi en su totalidad, a un hombre tan poco aplaudido por sus propios compatriotas en el pasado reciente como es Günter Grass.

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