jueves, 27 de abril de 2017

UNA MATANZA CONSECUENTE

Por HERMANN TERTSCH
El País  Martes, 19.01.99

TRIBUNA

El jefe de la misión de la Organización para la Cooperación y Seguridad en Europa (OSCE), William Walker, considera una "incomprensible atrocidad" la -hasta ahora- última matanza de civiles albaneses por parte de las fuerzas serbias. Dos días antes de que la milicia serbia ejecutara a sangre fría a las 45 víctimas de Racak, el propio Walker había declarado que la liberación de los ocho prisioneros de guerra serbios capturados por el Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) suponía "una contribución a la solución pacífica de la presente crisis".
El ELK soltó a los combatientes serbios sin contrapartida visible, a pesar de que las cárceles serbias están llenas de albaneses detenidos. Lo hizo gracias a la gestión de Walker y a la presión de la OSCE y de la Unión Europea. La respuesta la están teniendo en Racak, donde, presumiblemente, aquellos 45 civiles asesinados han sido sólo los primeros.
Ayer, mientras continuaba la ofensiva serbia en la zona, al secretario general de la OTAN, Javier Solana, sólo se le ocurría pedir colaboración a Slobodan Milosevic para descubrir a los culpables.
Y le advertía de que la situación era muy seria y la disposición de la OTAN de intervenir seguía en pie. Milosevic debe de estar aterrado.
Deberíamos dejarnos de bromas siniestras a estas alturas. Si Walker aún califica de "incomprensible" la atrocidad de Racak es que no comprende lo que pasa en la región.
Y si creía que la liberación de los ocho soldados iba a tener una respuesta de buena fe por parte serbia es que no entiende nada. En cuanto a Solana, que no espere que la muy leal aportación de OSCE, OTAN y UE a la buena ejecución del calendario de Milosevic en Kosovo va a ser objeto de mejor respuesta por parte de Belgrado que la otorgada a la liberación de los soldados serbios.
Porque la sucesión de los acontecimientos de los últimos días ha sido idónea para los planes de Milosevic. Con éxito está logrando generar un inmenso resentimiento contra la OSCE y la OTAN entre la población albanesa de Kosovo, pero también de Albania y Macedonia.
Conseguirá que quienes veían en la comunidad internacional una fuerza que habría de protegerles de los desmanes del nazismo de nuevo cuño se sientan traicionados y reaccionen con desesperación.
Después podrá presentarlos como el gran peligro de desestabilización de la región. Tras una leve reprimenda, Milosevic volverá a reforzar esa imagen que muchos todavía tienen de él como el factor de equilibrio en los Balcanes.

Los muertos de Racak no son sino la procaz pero muy consecuente respuesta de alguien que sí sabe por qué lucha, a quienes, siendo muy superiores, no saben ya, en su inconsecuencia y debilidad de pensamiento, ni por qué merece la pena luchar.

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