Por HERMANN TERTSCH
El País, Berlín,
05.07.99
'Mi siglo' se publica esta semana en Alemania, con grandes
expectativas de calidad y polémica
Vuelve
Günther Grass. Cierto que nunca se ha ido, que nunca ha dejado de ser
noticia, por regañar a sus compatriotas por la reunificación alemana, por
descalificar al Estado alemán por su política de inmigración, por defender la
intervención militar en Kosovo o incluso por sus libros, los últimos tan
criticados en su país, pero tan imprescindibles para conocer la literatura
alemana de este siglo, como aquel Tambor de hojalata que lo hizo famoso hace 40
años. Ahora, el reciente premio Príncipe de Asturias vuelve con Mi siglo. Se
publica esta semana y promete ser otro gran acontecimiento editorial.
La nueva obra de Grass tiene todos los ingredientes para
convertirse en un fenómeno político y cultural, según han advertido ya
intelectuales como Peter Glotz. Esta semana sale a la venta en Alemania y
Austria su última obra, Mi siglo, que previsiblemente estará en las
librerías españolas, editada por Alfaguara, en otoño, cuando Günther Grass
reciba en Oviedo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras como primer
escritor de lengua no española. Mi siglo son cien textos, cada uno
referido a un año de este terrible siglo que termina. Cien relatos, cien
imágenes de cien años que trazan un bello, duro y reflexivo recorrido por la
historia vista desde una perspectiva siempre distinta y particular.
Quienes han tenido la suerte de leer ya partes de este libro
tienen la certeza de que ni los más feroces críticos vocacionales del Grass de
las últimas dos décadas podrán evitar el gozo de la lectura de esta colección
de viñetas que a través de situaciones inventadas, encuentros imposibles y
anécdotas fabuladas explican poéticamente un pasado que a todos atañe.
Los relatos van tejiendo una red de acontecimientos
ficticios, en gran parte marcadamente irrelevantes, que acaban formando un
caleidoscopio lírico y ácido en el que se reflejan los grandes dramas, las
evoluciones y revoluciones, las luchas, los sueños y las pesadillas del siglo
XX.
Una cita de Ernst Jünger con Erich Maria Remarque en un
hotel de Zúrich recuerda el terrorífico año 1916, en el que una generación de
jóvenes europeos sucumbía en las trincheras de la gran guerra europea. El
destituido kaiser Guillermo II se dedica en su exilio holandés a talar árboles
y a reflexionar -por boca de un criado- sobre su destino. Un voluntario alemán
habla de las ejecuciones durante la guerra de los Boers; una madre, sobre la
radicalización política de su hijo con la llegada al poder de Hitler; un niño
obrero rememora los discursos de Karl Liebknecht.
Las historias son todas verosímiles, la prosa escueta, las
frases tersas y los localismos logrados, el vocabulario de los cien narradores
ajustado a sus identidades: ese gran ejercicio de Grass de asumir cien
identidades distintas supone una nueva demostración de su virtuosismo
literario.
Giro estilístico
El libro supone además un gran giro estilístico, después de
sus últimas largas novelas que tanta agria polémica le causaron con la crítica
alemana y no pocos de sus lectores. Pero que no deduzca nadie por ello que
Grass ha cambiado en nada lo esencial de su pensamiento. Todas las imágenes son
reflejo de su mente implacablemente crítica, muchas veces hasta la injusticia,
de su carácter irascible en ocasiones y muy ajeno a la ironía, pero ante todo
profundamente libre. El pesimismo que Günther Grass se atribuye es, en su mayor
parte, producto de las experiencias de este siglo tremendo que describe ahora,
y por eso no es de extrañar que una gran mayoría de los relatos dejen en el
lector un sabor amargo. Pero también es cierto que, como él mismo ha dicho
ahora en la presentación del libro en el semanario Die Zeit, Grass es
"un pesimista con alegría de vivir". Y con un profundo amor al ser
humano, al que regaña continuamente.
Con sus 12 nietos puede aplicar ya la experiencia que ha
acumulado haciendo de abuelo gruñón y tierno del ser humano en general y del
alemán en particular. Igual que los abuelos, de vez en cuando Grass aparece con
un regalo bajo el brazo. Su nuevo libro es sin duda un magnífico presente.
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