viernes, 28 de abril de 2017

GRASS NARRA EL SIGLO A TRAVÉS DE CIEN CUENTOS

Por HERMANN TERTSCH
El País,  Berlín, 05.07.99

'Mi siglo' se publica esta semana en Alemania, con grandes expectativas de calidad y polémica

Vuelve Günther Grass. Cierto que nunca se ha ido, que nunca ha dejado de ser noticia, por regañar a sus compatriotas por la reunificación alemana, por descalificar al Estado alemán por su política de inmigración, por defender la intervención militar en Kosovo o incluso por sus libros, los últimos tan criticados en su país, pero tan imprescindibles para conocer la literatura alemana de este siglo, como aquel Tambor de hojalata que lo hizo famoso hace 40 años. Ahora, el reciente premio Príncipe de Asturias vuelve con Mi siglo. Se publica esta semana y promete ser otro gran acontecimiento editorial.
La nueva obra de Grass tiene todos los ingredientes para convertirse en un fenómeno político y cultural, según han advertido ya intelectuales como Peter Glotz. Esta semana sale a la venta en Alemania y Austria su última obra, Mi siglo, que previsiblemente estará en las librerías españolas, editada por Alfaguara, en otoño, cuando Günther Grass reciba en Oviedo el Premio Príncipe de Asturias de las Letras como primer escritor de lengua no española. Mi siglo son cien textos, cada uno referido a un año de este terrible siglo que termina. Cien relatos, cien imágenes de cien años que trazan un bello, duro y reflexivo recorrido por la historia vista desde una perspectiva siempre distinta y particular.
Quienes han tenido la suerte de leer ya partes de este libro tienen la certeza de que ni los más feroces críticos vocacionales del Grass de las últimas dos décadas podrán evitar el gozo de la lectura de esta colección de viñetas que a través de situaciones inventadas, encuentros imposibles y anécdotas fabuladas explican poéticamente un pasado que a todos atañe.
Los relatos van tejiendo una red de acontecimientos ficticios, en gran parte marcadamente irrelevantes, que acaban formando un caleidoscopio lírico y ácido en el que se reflejan los grandes dramas, las evoluciones y revoluciones, las luchas, los sueños y las pesadillas del siglo XX.
Una cita de Ernst Jünger con Erich Maria Remarque en un hotel de Zúrich recuerda el terrorífico año 1916, en el que una generación de jóvenes europeos sucumbía en las trincheras de la gran guerra europea. El destituido kaiser Guillermo II se dedica en su exilio holandés a talar árboles y a reflexionar -por boca de un criado- sobre su destino. Un voluntario alemán habla de las ejecuciones durante la guerra de los Boers; una madre, sobre la radicalización política de su hijo con la llegada al poder de Hitler; un niño obrero rememora los discursos de Karl Liebknecht.
Las historias son todas verosímiles, la prosa escueta, las frases tersas y los localismos logrados, el vocabulario de los cien narradores ajustado a sus identidades: ese gran ejercicio de Grass de asumir cien identidades distintas supone una nueva demostración de su virtuosismo literario.

Giro estilístico
El libro supone además un gran giro estilístico, después de sus últimas largas novelas que tanta agria polémica le causaron con la crítica alemana y no pocos de sus lectores. Pero que no deduzca nadie por ello que Grass ha cambiado en nada lo esencial de su pensamiento. Todas las imágenes son reflejo de su mente implacablemente crítica, muchas veces hasta la injusticia, de su carácter irascible en ocasiones y muy ajeno a la ironía, pero ante todo profundamente libre. El pesimismo que Günther Grass se atribuye es, en su mayor parte, producto de las experiencias de este siglo tremendo que describe ahora, y por eso no es de extrañar que una gran mayoría de los relatos dejen en el lector un sabor amargo. Pero también es cierto que, como él mismo ha dicho ahora en la presentación del libro en el semanario Die Zeit, Grass es "un pesimista con alegría de vivir". Y con un profundo amor al ser humano, al que regaña continuamente.

Con sus 12 nietos puede aplicar ya la experiencia que ha acumulado haciendo de abuelo gruñón y tierno del ser humano en general y del alemán en particular. Igual que los abuelos, de vez en cuando Grass aparece con un regalo bajo el brazo. Su nuevo libro es sin duda un magnífico presente.

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