Por HERMANN TERTSCH
El País, Adapasari,
22.09.99
La española Macarena Aguilar, coordinadora del Comité
Internacional de la Cruz Roja, considera que la labor realizada es muy
meritoria; que tanto la Media Luna Roja como las organizaciones humanitarias
han efectuado una gran labor en muy poco tiempo. "Claro que ha habido
descoordinación, especialmente por la enorme superficie de la región afectada.
Pero los campos mejoran. Ahora la urgencia es instalar las tiendas de campaña
de invierno", insiste. Cierto que se habla de que los políticos turcos
están acaparando los contratos de reconstrucción, con esa clásica procacidad de
la corrupción; que estamentos e instituciones se echan la culpa los unos a los
otros cuando lo más verosímil es que la tengan todos. Pero el pueblo turco ha
reaccionado ejemplarmente y ha agradecido emocionado la ayuda exterior. Algún
día exigirá cuentas a quienes deban presentarlas.
Y sin embargo, frente a la legítima ira está el dolor por
otros daños: los niños que no hablan y los que no dejan de llorar, las mujeres
con la mirada perdida y los cada vez más enfermos por ansiedad. Éstos habrán de
ser tratados hasta mucho después de que desaparezca la última ruina de este
desolador paisaje.
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