Por HERMANN TERTSCH
El País, Budapest,
16.04.99
GUERRA EN YUGOSLAVIA. POLÍTICA Y DIPLOMACIA
Hungría es plenamente consciente de su especial situación
ante la guerra en Kosovo, como país fronterizo con Yugoslavia y por contar con
una considerable minoría húngara en la provincia serbia de la Voivodina. Pero
así y todo, Gobierno, oposición y la inmensa mayoría de la población son
plenamente solidarios con la intervención de la Alianza Atlántica y consideran
que difícilmente puede haber mayor justificación para una operación armada que
intentar frenar el genocidio contra todo un pueblo.
Hungría, que fue el último escenario de la deportación
forzosa y la aniquilación de la población judía en Centroeuropa por parte de
los nazis, considera inevitable e imprescindible su plena solidaridad con la
actual actuación de la OTAN, apenas un mes después de haberse convertido en
miembro pleno de la Alianza, según manifestó ayer el portavoz del Gobierno
Gabor Horvath. Para el Gobierno húngaro, su cooperación en la operación de la
OTAN contra el régimen de Slobodan Milosevic no pone en peligro a la minoría
húngara sino que refuerza si cabe su seguridad. "Ésta no es una guerra
contra Yugoslavia ni contra el pueblo serbio: es una intervención contra la
deportación de una minoría y las atrocidades que un régimen está cometiendo
contra sus miembros. En este sentido, la comunidad internacional está dejando
claro que no volverá a tolerar jamás que se depure y extermine a una población
por sus características étnicas. Es el mejor mensaje de seguridad para los
cerca de 350.000 húngaros que viven en la Voivodina", manifestó Horvath.
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, por su parte, ha
advertido que el Ejército húngaro ha tomado las medidas pertinentes para evitar
que Belgrado intente una extensión del conflicto hacia el norte como al parecer
intenta ya provocar hacia el sur en la frontera de Albania. Orban ha dejado
claro que Hungría se adhiere plenamente a la política de la OTAN y que está
convencido de que "la justicia está de nuestra parte. Este siglo XX nos ha
demostrado que no se puede tolerar el genocidio".
Por ser el único país miembro de la OTAN con frontera con
Yugoslavia, por contar con una minoría húngara en Serbia que podría ser la
próxima víctima de la política de limpieza étnica de Slobodan Milosevic y por
no tener frontera común con ningún otro país de la Alianza, Hungría se halla en
una situación especialmente delicada ante este conflicto. Por ello, su Gobierno
ha manifestado su plena disposición a ceder a la OTAN tanto su espacio aéreo
como bases territoriales e instalaciones, pero ha insistido en que no se halla
en disposición de enviar tropas ni para una posible intervención terrestre ni
para fuerzas de pacificación. El miedo a que la minoría húngara en la Voivodina
sufra por ello represalias es demasiado grande. "La OTAN lo entiende y
asume perfectamente", manifestaron ayer fuentes gubernamentales.
La posición especial de este nuevo miembro de la OTAN quedó
de manifiesto el pasado fin de semana cuando sus autoridades decidieron
bloquear un convoy ruso de ayuda al régimen de Belgrado que incluía algunos
camiones blindados de claro uso militar y otros de uso civil y militar, además
de cantidades ingentes de combustible que claramente violaban las restricciones
del embargo impuesto a Yugoslavia por Naciones Unidas.
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