viernes, 28 de abril de 2017

PRIMERA FISURA EN EL PUEBLO SERBIO

Por HERMANN TERTSCH
El País  Domingo, 04.04.99

OFENSIVA ALIADA CONTRA SERBIA

Petar Njegos, el gran poeta nacional montenegrino del siglo XIX, no lo podría haber imaginado. En siglos de lucha contra el imperio otomano y contra las tribus albanesas no sucedió nunca, pero Slobodan Milosevic parece cercano a conseguir que Montenegro dé la espalda a su gran hermana de la historia, Serbia. Ha logrado en 10 años hacer pensar a todos los pueblos vecinos que la convivencia con los serbios es imposible. Y está a punto de conseguir que se convenza de lo mismo la pequeña nación de Montenegro, que pasa por ser algo así como la quintaesencia de la nación serbia.
Los récords de Milosevic en su carrera a la catástrofe parecen no tener fin. La guerra actual en Kosovo comenzó en 1989 cuando Milosevic arrebató su autonomía a las dos provincias, Vojvodina y Kosovo, y en un golpe de mano derribó al Gobierno de Montenegro en su capital Podgorica, entonces llamada Titogrado. Consumada la destrucción del estado multinacional por la ofensiva de Milosevic, Montenegro es la única república que queda en la actual federación con Serbia.

Indómito país

Este indómito país fue durante siglos un refugio de la cultura y la espiritualidad ortodoxa y sus remotos parajes escarpados fueron siempre un foco de la resistencia de los eslavos meridionales contra la ocupación exterior. Ahora Montenegro, con su presidente Milo Djukanovic a la cabeza, es la única pieza que queda institucionalmente en Yugoslavia abiertamente enfrentada con la satrapía del presidente Milosevic. Y todo hace suponer que éste intenta acabar con esta última disidencia que demuestra que es posible gobernar en los Balcanes con un proyecto civilizado y europeo y en contra del crimen medieval en marcha hoy en Kosovo. El relevo hace unos días de varios generales y la movilización de los peones de Momir Bulatovic, vicepresidente yugoslavo y rival de Djukanovic en Montenegro, hacen pensar que estamos ante un intento, no el primero, de acabar con el proyecto montenegrino. Pero la manifestación de esta gran fisura entre Podgorica y Belgrado demuestra también que la intervención de la OTAN no se entiende entre todos los yugoslavos con la unanimidad que los adversarios de la misma pretenden.

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