Por HERMANN TERTSCH
El País Miércoles,
06.01.99
TRIBUNA
Washington ha decidido levantar algunas de las restricciones
que desde hace 38 años impone a los contactos, el comercio y el turismo con
Cuba. La flexibilización de este embargo -que no bloqueo, por mucho que así lo
califiquen los apologetas de la última satrapía en América-, no es sino una
prueba de sentido común que la administración demócrata habría dado hace años
si no fuera porque Fidel Castro, su régimen y los jaleadores de aquella
dictadura en el exterior, demuestran todos los días su desdén a las demandas de
democratización y su desprecio a los derechos humanos y civiles de los
ciudadanos cubanos.
Pero, muerto hace un año el gran sacerdote del odio
anticomunista e influyente millonario que era Mas Canosa, y definitivamente
agónico el régimen del pontífice revolucionario del Patria o Muerte, en Estados
Unidos comienza a imponerse la convicción, general en los países europeos, de
que el embargo sólo sirve a Castro como hoja de parra tras la que ocultar toda
la miseria y el dolor que su obstinación inflige a la maltratada población de
la isla.
La ventaja europea
Que el régimen de Castro se va a hundir es algo que ya sólo
niegan sus invitados occidentales, y especialmente españoles, agasajados a
cambio de su "comprensión histórica" de los desmanes de aquella
dictadura. Y Estados Unidos no quiere que, cuando esto suceda, los europeos le
lleven demasiada ventaja con su presencia e implantación empresarial y cultural
en las islas. Intentaron vetar dicha presencia europea con la Ley Helms-Burton,
pero nadie duda ya de que esta medida ha fracasado.
Las medidas que se anuncian son modestas en un principio,
pero permitirán un mayor contacto entre las familias cubanas divididas y entre
los ciudadanos norteamericanos y los habitantes de la isla. Y es fácil adivinar
que son sólo un primer paso hacia una mayor normalización de las relaciones, a
no ser que sectores inmovilistas del régimen cubano se las arreglen para
provocar algún conflicto.
La Conferencia de Helsinki en 1975, con la promoción de los
contactos entre los bloques en Europa, supuso el comienzo del fin de las
dictaduras en el este de Europa.
Los contactos entre norteamericanos y cubanos sólo pueden
debilitar a quien se mantiene gracias a la represión y a la imposición de ideas
fracasadas e inhumanas. Los contactos también deben servir para acercar
posiciones de cara a una transición pacífica para sacar a Cuba del absurdo en
que se halla.
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