Por HERMANN TERTSCH
El País, Zagreb,
13.10.91
El Ejército yugoslavo y las fuerzas croatas intercambiaron
ayer gestos de buena voluntad cuando las tropas federales autorizaron la
entrada en Vukovar, que sitian desde hace casi dos meses, de un convoy de
socorro con medicinas y alimentos, y las fuerzas nacionalistas permitieron la
evacuación de un cuartel federal en Zagreb. El acuerdo para la puesta en marcha
de los convoyes fue alcanzado por la mediación comunitaria.
El convoy de la CE dirigido por observadores comunitarios se
disponía ayer a entrar en la ciudad de Vukovar, donde 15.000 habitantes y
varios centenares de guardias nacionales resisten desde hace más de 50 días los
bombardeos y asaltos más violentos de esta guerra. El viernes no lo hizo por la
negativa del Ejército a darle paso, bajo el pretexto de haber encontrado una
granada de mano en uno de los camiones. Como respuesta a ese parón, las fuerzas
croatas, que habían levantado un día antes el bloqueo del cuartel de Borongaj,
en Zagreb, reinstauraron el cerco cuando el largo convoy del Ejército federal,
que según el acuerdo debía partir ayer hacia la ciudad de Bihac, en
Bosnia-Herzegovina, estaba ya dispuesto a partir. El acuerdo para poner en
marcha ambos convoyes se alcanzó a media mañana de ayer, tras una intensa
gestión mediadora de los observadores comunitarios. Pero el gesto de buena
voluntad está lejos de arrojar esperanza sobre la actitud del bloque
serbio de la presidencia colectiva yugoslava que ha desmentido que, como
anunció la Comunidad Europea el jueves, las tropas federales hubieran aceptado
su retirada total de Croacia.
Por el contrario, todas las recientes operaciones militares
del mando bajo dirección del bloque serbio (constituido en torno a
Serbia y Montenegro) tienden a fortalecer y ampliar sus posiciones en
territorio croata habitados mayoritariamente por serbios, expulsar a la
población croata y acudir a nuevas negociaciones con garantías militares de que
Croacia jamás podrá recuperar su integridad territorial.
Volver a las sanciones
Ante este panorama, la presidencia holandesa de la CE se ha
visto obligada a pedir a la yugoslava que confirme el acuerdo de retirada de
tropas federales y el desbloqueo de sus cuarteles en Croacia, adoptado en La
Haya por los presidentes de Serbia y Croacia, Slobodan Milosevic y Franjo
Tudjman, y el ministro de Defensa federal, Veljko Kadijevic, informa. De no
ser así, la CE puede poner en marcha los mecanismos destinados a imponer
sanciones económicas al país.
Hans van den Broek, ministro holandés de Exteriores, recibió
en la noche del viernes una misiva de la presidencia colectiva en la que
mantenía que los acuerdos del jueves no eran válidos. Según la nota, el
Ejército federal debe permanecer en Croacia hasta que se logre una solución
política al conflicto. Van den Broek dijo ayer que tal postura contradecía las
conclusiones del jueves.
Mientras, el enviado especial de las Naciones Unidas, Cyrus
Vance, llegó ayer a Belgrado para conocer de cerca la situación y comunicar
directamente sus impresiones al secretario general de las Naciones Unidas,
Javier Pérez de Cuéllar, informa Mirjana Tomic. Vance inició su
misión con una reunión con el ministro de Exteriores yugoslavo, Budimir Loncar,
cuya labor no reconocen ni Zagreb ni Belgrado. Hoy se entrevistará con el
primer ministro yugoslavo, Ante Markovic, y mañana acudirá a La Haya. Mientras,
el presidente soviético, Mijail Gorbachov espera el martes en Moscú a Tudjman y
Milosevic.
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