Por HERMANN TERTSCH
El País, Zagreb,
09.08.91
El presidente de la jefatura colectiva de Yugoslavia, Stipe
Mesic, acusó ayer a Serbia de impedir la pacificación del país y de llevar a
cabo una "gran movilización" de sus reservistas pese al alto el fuego
ordenado por la presidencia federal. El alto el fuego fue respetado ayer, en
líneas generales, aunque un policía croata resultó muerto y otros tres heridos
tras un ataque de mortero en Gradjani, a 50 kilómetros de Zagreb. También se
produjeron escaramuzas en las zonas de Eslavonia y Lika.
Mientras se registraba el primer muerto después del último
llamamiento al alto el fuego, Mesic manifestaba en Zagreb que el Ejército
yugoslavo, del que es teóricamente el comandante en jefe, está desplegando
tropas en las fronteras de Croacia con Serbia y Bosnia-Herzegovina. Las
violaciones del alto el fuego continuaban ayer aunque los incidentes armados
han decrecido en intensidad. En sus manifestaciones sobre la crisis, Mesic
reconoció que la presidencia se halla bloqueada y manifestó que el acuerdo para
la creación de una comisión de vigilancia del alto el fuego dirigida por el
montenegrino aliado de Serbia Branko Kostic es inaceptable para Croacia.
El Gobierno croata emitió un comunicado en el que señala que
si bien acepta el alto el fuego, rechaza el contenido de la resolución de la
presidencia que lo impone, ya que "no especifica quiénes integran las
partes en el conflicto, y da así a los agresores un papel de mediación e impide
las iniciativas de la comunidad internacional". Zagreb rechaza el acuerdo
logrado por la comisión bajo Kostic para un alto el fuego en Krajina, ya que
éste otorga a la región serbia en Croacia el carácter de entidad soberana que
el Gobierno croata niega.
Mesic pidió ayer además la creación de una comisión
internacional que investigue los acontecimientos producidos hace una semana en
la ciudad croata de Dalj, donde tras un ataque de la guerrilla serbia y del
aislamiento por fuerzas del Ejército, murieron al menos 85 croatas y siete
serbios. El representante croata en la presidencia dejó ayer claro su profundo
escepticismo sobre las posibilidades de que el alto el fuego se mantenga. Según
dijo, para que éste se cumpla el Ejército debe volver a sus cuarteles, las
fuerzas guerrilleras llegadas de Serbia deben abandonar Croacia y la policía
croata retomar pleno control del territorio de la república. Esto es hoy del
todo inviable.
El nuevo primer ministro croata, Franjo Greguric, viajó ayer
a la región de Eslavonia, una de las más conflictivas de la república, en la
que fuerzas serbias han logrado considerables conquistas de terreno y amenazan
ya directamente la capital, Osijek. En ella se encuentra además el centro del
ala radical del nacionalismo croata, que acusa al presidente Tudjman y su
Gobierno de dejación de los intereses nacionales y de permitir con su línea
moderada los avances de las fuerzas serbias apoyadas por el Ejército y por
luchadores llegados a través del Danubio.
Greguric intenta evitar que las fuerzas de la Guardia
Nacional y la milicia -dirigidas por hombres de la línea dura, como Bronimir
Glavas, jefe de la Guardia en Osijek- rompan unilateralmente el alto el fuego.
Sin embargo, el Gobierno de Zagreb ha dejado claro que el acuerdo sólo le
compromete a "no abrir fuego el primero".
En su conferencia de ayer, Mesic advirtió que "ni un
solo centímetro de territorio croata es negociable", en respuesta a las
cada vez más abiertas reclamaciones territoriales de la parte serbia. El ministro
de Asuntos Exteriores de Serbia había manifestado al presidente de la Comunidad
Europea, el holandés Hans van der Broek, que las fronteras internas de
Yugoslavia no son competencia de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación
en Europa.
Reunión de la CSCE
En el frente diplomático, dos días después del encuentro de
los Doce en La Haya, los 35 países que integran la CSCE se reunieron ayer en
Praga para contribuir a los esfuerzos por encontrar una solución pacífica al
conflicto yugoslavo, informa la agencia France Presse. La reunión de urgencia del comité de crisis del organismo internacional se desarrolla con la
participación de altos funcionarios de los ministerios de Asuntos Exteriores de
los países miembros. Se trata de colocar los esfuerzos pacificadores de la
CE bajo el paraguas de la CSCE y de mantener una presión sobre
Yugoslavia, con la ayuda de la Unión Soviética y Estados Unidos, dijeron
fuentes diplomáticas.
El jefe de la delegación soviética, Youri Deribiane, precisó
que su gobierno sostiene las posiciones de la CE en cuanto al control del alto
el fuego acordado por las partes, pero subrayó que la solución del conflicto
"está solamente en manos de los yugoslavos". En este sentido, agregó
que el éxito de la mediación comunitaria dependerá "del interés yugoslavo
por las medidas propuestas por la CE". El representante yugoslavo, Novac
Pribicevic, apoyó la colaboración internacional en la solución de la crisis.
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