Por HERMANN TERTSCH
El País, Calcuta,
14.09.97
EL ADIÓS A TERESA DE CALCUTA
Junto a la Casa de la Madre, sede de las Misioneras de la
Caridad en Calcuta, en la que desde ayer reposan los restos de la madre Teresa,
se alza una mezquita. Y pocas calles más abajo, todas con algún devocionario o
altar hinduista, hay un templo de los sijs. Al tejado de la mezquita se habían
encaramado ayer musulmanes, hinduistas, sijs y católicos para dar el último
adiós a "la madre". Probablemente no haya habido nunca en la historia
de Calcuta un instante de mayor comunión entre todas las religiones que
conviven en la capital bengalí que el vivido ayer. Calcuta, escenario de los
más sangrientos enfrentamientos entre hindúes y musulmanes, que en 1946
causaron miles de muertos y fueron el detonante principal de la división de la
India británica en los Estados de India y Paquistán un año después, fue ayer
-en homenaje a una monja católica y nacida muy lejos de la India- símbolo de la
convivencia multirreligiosa. Es una forma más de respeto a quien nunca tuvo
afán de proselitismo y, como decía, quería "que los musulmanes sean
mejores musulmanes y los hinduistas mejores hinduistas".
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