Por HERMANN TERTSCH
El País, Zagreb,
08.10.91
GUERRA EN LOS BALCANES
La guerra ha llegado a Zagreb, capital de la república
rebelde de Croacia. El Ejército federal yugoslavo realizó ayer su primer
bombardeo aéreo contra la capital croata con un ataque de gran precisión contra
el palacio presidencial, en el que se encontraban el presidente, Franjo
Tudjman; el primer ministro federal, Ante Markovic, y el jefe del Estado
yugoslavo, Stipe Mesic. Un comunicado del bloque serbio anunciaba a última hora
de la tarde de ayer que sus tropas respetarían un alto el fuego inmediato a
partir de la medianoche si la Comunidad Europea (CE) era capaz de garantizar el
cese de las hostilidades por parte croata antes de esa hora.
La propuesta de la presidencia incluía también el
levantamiento del cerco que la Guardia Nacional croata viene ejerciendo sobre
los cuarteles del Ejército federal en los territorios controlados por Croacia,
así como la retirada de dichas unidades bajo supervisión de observadores de la
CE. El comunicado añade que "si Croacia no cumple las condiciones impuestas
en los plazos previstos, el Ejército federal continuará las operaciones de
liberación de los cuarteles sitiados". Un diplomático de la CE en Belgrado
dijo anoche que era "¡mprobable" que la Comunidad aceptara tal
acuerdo. Aunque el Ejército federal desmintió ayer que se hubiera ordenado el
bombardeo aéreo de Zagreb, afirmando que no se trataba sino de una "puesta
en escena" organizada por los croatas, dos cohetes, lanzados a las 15.05,
causaron grandes desperfectos en el edificio presidencial, incluido el despacho
de Tudjman. Zagreb se declaró ayer definitivamente en estado de guerra.
Tudjman, Markovic y Mesic, junto a varios ministros croatas, analizaban la conferencia de paz de La Haya y la posible prolongación
de la moratoria de la independencia de Croacia, que vencía de madrugada. El
primer ministro yugoslavo (croata, al igual que Mesic) envió desde Zagreb un
comunicado oficial a Belgrado para su difusión: "Considero
responsable de este intento de asesinato al ministro federal de Defensa,
general Veljko Kadijevic. No pienso regresar a Belgrado hasta que el general
Kadijevic sea destituido". "Es un milagro que sigamos vivos". En
el ataque al palacio presidencial tan sólo resultaron heridos dos guardias
nacionales croatas, porque la dirección política de la república había acudido
a los refugios subterráneos 20 minutos antes. En el resto del país continúa el
baño de sangre con una cifra indeterminada de muertos. Más de mil personas han
perdido la vida a causa de la guerra desde el pasado mes de junio, y el temor
de muchos yugoslavos es que los 23,5 millones de habitantes del país se
enzarcen en una guerra civil total y generalizada. El ataque contra la sede
presidencial, el llamado Banski Dvori (Palacio de los Duques), la antigua
residencia del virrey austrohúngaro (siglo XIV) y símbolo nacional para todos
los croatas, constituye la última advertencia del Ejército federal de que está
dispuesto a una guerra total contra todas la instituciones del Estado croata.
Un Estado que a partir de hoy se considera independiente, tras concluir la
moratoria acordada con la CE en los acuerdos de Brioni, hace exactamente tres
meses.
OFENSIVA GENERALIZADA DEL EJÉRCITO FEDERAL
La mayor parte de las ventanas
del palacio quedaron hechas añicos, y las bombas destrozaron el patio interior
del recinto. La fachada del edificio fue afectada por el ataque, según explicó
el propio Tudjman por televisión. Banski Dvori se halla enclavado en la plaza
de Radicev, en donde también se encuentran otros edificios del Gobierno croata,
y la iglesia de San Marcos, del siglo XIII, que resultó dañada.
"Nos han impuesto la guerra, y ya no dudaremos en
luchar a la defensiva contra el agresor. El Ejército ha lanzado una ofensiva
generalizada", manifestaba Tudjman por la mañana. Los ataques a los
cuarteles del Ejército son para Croacia la única forma de hacerse con armas, ya
que las otras vías le han sido cerradas a esta república, explicó Tudjman, que
defendió la decisión de no desbloquear los cuarteles antes de un alto el fuego.
"Hemos ofrecido el desbloqueo simultáneo al cese el
fuego. Pero dar libertad de movimiento a unas fuerzas que están destruyendo
Croacia antes de poner fin a las hostilidades iría contra toda lógica militar.
Mientras continúe la agresión, atacaremos lo que nos suponga un beneficio
militar", añadió Tudjman.
La guerra en Croacia está en plena marcha, con violentos
combates en todos los frentes. "La guerra nos ha sido impuesta, y ahora
debemos comportarnos según las "leyes de la guerra", había declarado
Tudjman antes del violento ataque. La Guardia Nacional croata tomó ayer
dos cuarteles del Ejército federal en Samobor y Velika
Buna, y requisó los arsenales que las tropas asediadas no lograron destruir.
Las fuerzas croatas capturaron al menos 280 prisioneros en ambos cuarteles.
"Ha llegado el momento en que no creemos en absoluto a las autoridades
croatas. No tenemos ya con quién hablar, porque no cumplen nada de lo
acordado", declaraba poco antes el jefe militar de la V Región del
Ejército, el general Andrea Razeta. "Puede que nuestras vidas acaben aquí,
pero la república de Croacia no logrará sus fines", amenazó Razeta ante
varios periodistas, y advirtió que "es probable que hoy [por ayer] Zagreb
sea atacado".
Rehenes
A preguntas de EL PAÍS, el general manifestó que
él y sus camaradas son prácticamente rehenes de las autoridades croatas en el
centro de Zagreb, ya que éstas esperan que su presencia impida el bombardeo de
la capital. "Pero yo no creo que seamos tal garantía" dijo. Poco
después volvía a sonar por décima vez en 24 horas la alarma aérea en Zagreb.
Esta vez los aviones no tenían objetivos en la periferia de la ciudad, sino en
pleno corazón de la misma, el palacio que es símbolo de la historia croata y
desde hace un año centro neurálgico de la lucha por la independencia. Zagreb
tiene más de un millón de habitantes. Razeta se declaró convencido de que las
fuerzas croatas atacarán en las próximas horas los cuarteles del Ejército en el
centro de Zagreb y el alto mando de la V Región, desde donde él dirige las
operaciones.
Mientras Zagreb se convertía en nuevo frente bélico, otras
ciudades croatas eran sometidas ayer a un implacable bombardeo. Las ciudades
adriáticas de Zadar y Dubrovnik fueron atacadas de nuevo por tierra, mar y
aire, mientras en el frente de Eslavonia los carros de combate del Ejército
federal lanzaban un nuevo ataque contra las últimas resistencias croatas en la
ciudad de Vukovar, que ya está destruida en su totalidad, y contra los
bastiones de Osijek y Vinkovci. En la región de la Banija, en la franja del
frente más cercana a Zagreb, los ataques contra Karlovac y Pokupsko seguían con
gran intensidad. El centro industrial de Sisak fue bombardeado, y fue alcanzada
la segunda refinería de petróleo más importante del país con una capacidad de
producción de 150.000 barriles diarios. También se recrudecieron los ataques en
Eslavonia occidental, donde el Ejército ¡ntenta establecer, aún sin éxito, una
línea de conexión entre sus fuerzas de Eslavonia oriental, la Banija y el
centro de operaciones del Ejército en la ciudad de Banja Luka, en Bosnia
occidental.
A última hora de ayer, Ramiz Alia, jefe del Estado de
Albania, país fronterizo con Yugoslavia, puso en estado de alerta a su Ejército
debido a que "la guerra entre serbios y croatas amenaza con extenderse al
sur y provocar consecuencias trágicas para los Balcanes y Europa", según
un comunicado del Gobierno albanés.
OBJETIVO, PALACIO
Las explosiones de los cohetes Katiusha, las granadas de
mortero y las bombas de aviación en los suburbios de Zagreb, la capital de
Croacia, eran ayer ya una monótona letanía de casi 72 horas cuando a las 15.05
tres fuertes explosiones en pleno centro disipaban las últimas dudas de los
pocos incrédulos que pensaban que la guerra no llegaría a la capital de la
república croata. El palacio que en su día habitó el Ban Jelacic, virrey de
Croacia, Dalmacia y Eslavonia y héroe nacional croata, había sido parcialmente
destruido por dos certeros cohetes de la aviación federal. Otro cayó en los
cercanos cuarteles de la Guardia Nacional.
Horas antes, dos de los principales contendientes en esta
guerra, el presidente croata, Franjo Tudjman, y el general serbio Andrija
Razeta, desde sus respectivas sedes de mando, habían coincidido por una vez y
en una sola cuestión: que la guerra total era inevitable si el enemigo no se
doblegaba.
Decenas de metros bajo el palacio bombardeado, en los viejos
refugios antiaéreos construidos durante la II Guerra Mundial, centenares de
mujeres, ancianos y niños esperaban con los ojos llenos de miedo el fin de la
alarma sentados en improvisados bancos de madera. Comenzó además la
terrorífica actuación de los francotiradores, tan anecdótica en el plano
militar como efectiva en el castigo psicológico de la población civil.
La milenaria capital croata se halla desde ayer, como desde
hace días y semanas otras ciudades de esta república, bajo la terrible certeza
de que la muerte acecha a todos, en pleno centro de Europa y en el umbral del
siglo XXI.
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