Por HERMANN TERTSCH
El País, Zagreb,
06.10.91
El presidente croata, Franjo Tudjman, anunció la
movilización general en Croacia en una alocución televisada anoche. Tudjman
dijo que los imperialistas de la Gran Serbia y el resto del ejército comunista
han pasado a la "ofensiva total contra Croacia". Mientras, la Comunidad
Europea (CE) condenó también ayer a Serbia, en la reunión de ministros de
Exteriores que se celebra en Holanda, por la "ocupación" de la
presidencia de Yugoslavia, añadiendo que no reconocerá ninguna decisión
adoptada por esta institución.
El Ejército federal intensificó ayer su ofensiva contra
Dubrovnik, donde logró romper las defensas croatas en la aldea de Slano, a
pocos kilómetros de la histórica ciudad, mientras lanzaba una durísima ofensiva contra Duga Resa y Karlovac con objeto de aislar la región de Dalmacia
del centro de la república. La decisión comunitaria se produjo sólo un día
después del acuerdo alcanzado en la conferencia de paz de La Haya para aplazar
la declaración de independencia de Eslovenia y Croacia, prevista inicialmente
para mañana, y permitir buscar una solución negociada al conflicto. "Casi
siempre es bueno lo que pasa en la conferencia de paz y malo lo que pasa en
Yugoslavia", manifestó el ministro español Francisco Fernández Ordóñez,
quien destacó la importancia que tiene en el proceso de paz el que Serbia haya
admitido el principio de que cada república puede ser independiente.
Los Doce niegan legitimidad a la presidencia federal para
tomar decisiones con los votos de sólo cuatro de los representantes de las
repúblicas (Serbia, Montenegro, Kosovo y Vojvodina), así como la asunción de
ciertas tareas que "están dentro de las competencias del Parlamento federal".
La condena se dirige expresamente al control que Serbia y Montenegro ejercen
sobre el máximo órgano del país que, a partir de ahora, "no podrá
pretender hablar en nombre del conjunto de Yugoslavia".
"Golpe de Estado"
En el mismo sentido se expresó el primer ministro federal,
Ante Markovic, quien calificó de ilegales y anticonstitucionales las medidas
tomadas por el bloque serbio en la presidencia colectiva de asumir las
competencias del Parlamento federal y despojar al Gobierno del escaso poder que
aún tenía. Markovic se unió así a aquellos que, como los líderes de Croacia,
Eslovenia, Macedonia y Bosnia-Herzegovina, han calificado de "golpe de
Estado" la actitud de Serbia de hacerse con el poder con el apoyo del
mando militar y de los sumisos representantes de Montenegro, Vojvodina y
Kosovo.
En cuanto al aspecto puramente militar, el Ejército federal
intensificó ayer su ofensiva contra Dubrovnik, donde logró romper las defensas
croatas en la aldea de Slano, a pocos kilómetros de la histórica ciudad, mientras
lanzaba una durísima ofensiva contra Duga Resa y Karlovac con objeto de aislar
la región de Dalmacia del centro de la república.
Zagreb, cercada
La guerra volvió ayer a acercarse a Zagreb con nuevas
alarmas aéreas por la mañana, un repetido ataque contra la torre de televisión
y un intenso bombardeo de Popusko, una aldea a 20 kilómetros de la capital que
las fuerzas croatas parecen condenadas a abandonar. En Zagreb nadie compartía el
optimismo con que llegó el presidente Franjo Tudjman de La Haya. Todos eran
conscientes de que las dos condiciones políticas del acuerdo que la presidencia
comunitaria creía haber alcanzado, que eran el reconocimiento internacional de
las repúblicas independientes y el respeto de las fronteras entre las
repúblicas establecidas en la Constitución de 1974, no iban a ser aceptadas por
Serbia ni por el Ejército a cambio de un mero compromiso del respeto a las
minorías.
La protección de estas minorías, especialmente la serbia en
Croacia, no es móvil, sino pretexto de la actual guerra territorial, según
insisten cada vez más observadores.
El respeto al acuerdo de La Haya del viernes hubiera erigido
a Croacia en vencedor absoluto de una guerra en la que su posición militar no
responde en absoluto a esa apreciación. Las explosiones de las granadas de
artillería sobre Popusko se escuchaban ayer nítidamente en el centro de Zagreb,
donde el presidente croata, Franjo Tudjman, intentaba llegar a un acuerdo para
un alto el fuego con el ministro federal de Defensa, Veljko Kadijevic. La conversación
fue un diálogo de sordos, puesto que horas después Tudjman anunciaba a través
de la televisión croata la inmediata movilización general de la población.
Horas después de anunciar el presidente de la CE, el
holandés Hans van den Broek, el acuerdo entre las fuerzas enemigas en
Yugoslavia, las Fuerzas Armadas federales habían lanzado la noche del viernes
un nuevo y fiero ataque a las ciudades de Vinkovci, en Eslavonia oriental, y
Karlovac y Sisak, en la región central de Banija.
Los muertos en la parte croata en los últimos dos días son
numerosos. En torno al 80% de las víctimas son, como es ya habitual en las
ofensivas artilleras en esta guerra, civiles. Ayer, el Ejército federal y la
guerrilla serbia reanudaron los bombardeos del centro histórico de Zadar.
En toda la costa adriática, pero especialmente en torno a
Dubrovnik, los bombardeos desde tierra, mar y aire han provocado violentos
incendios que están acabando con la vegetación en grandes extensiones ante la
imposibilidad de los bomberos de acudir a atajarlos.
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