Por HERMANN TERTSCH
El País, Calcuta,
13.09.97
La seguridad ante la celebración hoy del funeral de la Madre
Teresa en Calcuta hace aguas. Se temía, y hoy, horas antes del comienzo de la
ceremonia, ya se sabía. Ejército, policía, políticos y burócratas de la
Administración india y bengalí se han enzarzado en una lucha en la que todos se
disputan la última palabra y el prestigio. Y sin embargo parece claro que entre
ellos sólo habrá perdedores. Lo demostró el jueves Shabir Shah, líder de una de
las bandas separatistas de Cachemira, uno de los terroristas más buscados de la
India. Shabir Shah debe ser un gran devoto de la madre Teresa porque decidió
hace días entrar en la boca del lobo para homenajear, como un ciudadano más, a
la monja católica que en siete décadas de trabajo con los miserables se erigió
en personaje idolatrado por los indios de todas las religiones.
Shabir Shah bajó de las montañas en los últimos días, sin
avisar a nadie. Y tuvo la sangre fría de ponerse en la cola vigilada por una
policía y un Ejército que lo persiguen como una de sus presas más preciadas.
Horas estuvo allí, entre la multitud y las tropas que le persiguen desde hace
más de una década.
A la una del mediodía logró entrar en la capilla ardiente,
rendir homenaje a la madre Teresa y salir de la iglesia de Santo Tomás y del
centro de Calcuta tomado por la policía y el Ejército, antes de que se diera la
voz de alarma. Cuando las fuerzas de seguridad tuvieron noticia de la osadía de
Shah, éste había desaparecido ya. Había homenajeado a la madre Teresa y había
dejado en ridículo a las fuerzas de seguridad indias. Desde luego, una pobre
aportación de las autoridades al reforzamiento de la percepción de seguridad
ante la gran ceremonia de hoy.
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