Por HERMANN TERTSCH
El País, Zagreb,
10.10.91
Las condiciones establecidas en el nuevo alto el fuego entre
las fuerzas armadas croatas y el Ejército federal yugoslavo -el octavo desde el
comienzo de las hostilidades- no se habían cumplido ayer. Las negociaciones
continuaron pero las barricadas y zonas minadas en la capital croata, Zagreb, y
el bloqueo militar de los dos grandes cuarteles se mantenían, mientras en los
edificios públicos y particulares se reforzaban las medidas de protección
contra el efecto de las bombas en una clara manifestación de la desconfianza en
la tregua.
La realidad contrastaba con el anuncio efectuado por la
mañana en Zagreb por el portavoz de la misión de observadores de la Comunidad
Europea (CE), Simon Smits, según el cual, el levantamiento simultáneo del
bloqueo de los puertos croatas de la costa adriática por la Marina de guerra
yugoslava y el de los cuarteles del Ejército sitiados por las fuerzas croatas
debía comenzar a partir de las 3 de la tarde.
El Parlamento de Croacia, por su parte, declaró a Serbia y
al Ejército federal como agresor e hizo un llamamiento a la población para la
defensa del país con todos los medios a su alcance. Exigió que "el
Ejército agresor e invasor se retire de inmediato del territorio croata" y
deje abandonar sus filas a los ciudadanos croatas que aún sirven en él.
Asimismo, pidió el reconocimiento internacional de la CE y de las Naciones
Unidas, se comprometió a cumplir todos sus compromisos con otros Estados y
ratificó la participación de Croacia en la Conferencia de Paz. Esta se reanuda
hoy en La Haya con la presencia de los presidentes de Croacia y Serbia, Franjo
Tudjman y Slobodan Milosevic y el ministro de Defensa, Veljko Kadijevic.
La CE tiene la esperanza de poder confirmar a este máximo
nivel la tregua lograda en un intento de que tenga más larga vida que las
anteriores.
Durante la jornada de ayer se produjeron varios ataques de
morteros y artillería del Ejército federal y la guerrilla serbia contra
Vukovar, Vinkovci y Okucani, en Eslavonia; en Sisak, en la región de Banija; y
en algunas aldeas de la Dalmacia interior, si bien con menor intensidad de la
acostumbrada.
Crecían, sin embargo, las dudas sobre la posibilidad de
mantener este alto el fuego que no satisface a ninguna de las partes
contendientes. Dirigentes croatas, entre ellos el presidente del Parlamento,
Zarko Domljan, manifestaron que el desbloqueo del cuartel de Borongaj, en el
este de la capital croata, estipulado en el acuerdo del martes pasado, es
contraproducente para la seguridad de Croacia mientras no se sepa el destino de
sus tropas y armas.
Los mandos croatas temen que esta tregua sólo sirva para que
el Ejército se reagrupe, en un momento en el que la suerte militar en algunos
puntos del frente había cambiado por primera vez en favor de las fuerzas de
Zagreb. Los contrarios al levantamiento del bloqueo de los cuarteles arguyen
que autorizar la salida de las tropas asediadas con todo su armamento equivale
a dejarlas reforzar el frente, y perder una ventaja significativa, a cambio de
nada, ya que la Marina de guerra federal podría reinstaurar cuando deseara el
bloqueo de los puertos que promete levantar a cambio de la libertad de
movimiento para el cuartel de Borongaj.
Karlo Gorinsek, jefe de las fuerzas croatas en la zona de
Osijek, una de las regiones más devastadas por la guerra y parcialmente
ocupada por la guerrilla serbia y el Ejército, denunció ayer que las fuerzas
federales y serbias están utilizando la tregua para reagruparse, y consolidar
sus posiciones en Eslavonia oriental y occidental.
Un ejemplo del incumplimiento de los términos del acuerdo de
alto el fuego se producía ayer por la tarde en Zagreb.
Cuartel de Borongaj
"Venimos a ver si se ha cumplido con la decisión de
levantar el bloqueo. Vemos que no es así. Volveremos mañana". Tras decir
esto a un grupo de oficiales de la Guardia Nacional croata fuertemente armados
con ametralladoras, bazokas y lanzagranadas, los tres observadores de la CE se
alejaron a las cuatro de la tarde de ayer de la entrada principal del cuartel
de Borongaj. Habían pasado 16 horas desde la firma del acuerdo y las
barricadas, de camiones cargados con piedras, crucetas de vigas de acero y
decenas de minas antitanque, protegidas por la élite de la Guardia Nacional
seguían intactas.
Entre 300 y 500 soldados federales se hallan bloqueados en
este cuartel en el que las fuerzas croatas consideran que hay también un
armamento que les es vital para una guerra que nadie cree concluida con la tregua.
"Dejarlos salir con sus armas como dice el acuerdo es
un disparate", dice Darío, un contable cuya casita con su jardín está en
la primera línea de fuego en un eventual enfrentamiento entre cercados y
asediantes. Desde hace semanas duerme con su mujer y sus hijos en el sótano
ante los constantes tiroteos entre el cuartel y los nidos de ametralladora
junto a su casa.
[Por otra parte, el Tribunal Constitucional de Yugoslavia
"anuló" ayer la declaración de independencia de la república de
Eslovenia por considerarla inconstitucional, según informó la agencia Tanjug.]
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