Por HERMANN TERTSCH
Enviado Especial a Zagreb
El País Jueves,
05.09.91
El Gobierno croata lanzó ayer un desesperado llamamiento a
Europa para que intervenga en Yugoslavia y ponga fin a la nueva ofensiva de la
guerrilla serbia y el Ejército federal, que alcanzó ayer su cota más violenta
de los dos últimos meses con un saldo de 16 muertos sólo el pasado martes. A
tres días del comienzo de la conferencia de paz para Yugoslavia, el Ejército
federal y la guerrilla serbia mantienen la ofensiva.
La escalada serbia se extendió a lo largo de todo el frente
desde Osijek, junto a la frontera croata con Hungría, hasta Zadar, en la costa
adriática. El Ejército ya no intentó justificar sus ataques con supuestas
agresiones previas a sus fuerzas por parte de la Guardia Nacional croata.
Bombardeos masivos de centros urbanos croatas por parte de la guerrilla serbia,
coordinados con avances de los carros de combate del ejército federal, tenían
ayer el evidente objetivo de capturar el mayor territorio croata posible antes
del comienzo de la conferencia en La Haya, el sábado, en caso de que ésta
llegue a celebrarse. La república de Croacia quedó ayer partida en dos, con un
ataque en tenaza de carros de combate federales llegados de Bjelovar, en el
norte, y de Banja Luka, en el sur, a la autopista antes llamada de la
amistad y fraternidad, entre Zagreb y Belgrado. El Ejército y la
guerrilla, que habían comenzado a disparar sobre vehículos que circulaban por
la misma a las siete de la mañana, lograron así poco después aislar toda
Eslavonia occidental del centro y la capital de Croacia. Junto a la autopista,
en Okucani y Novi Gradiska, se produjeron fuertes combates.
La desesperación del Gobierno y la población croata era ayer
absoluta, dada la indefensión de sus fuerzas ante la masiva intervención del
Ejército, con carros y artillería pesada. La negativa de Europa a reconocer a
Eslovenia y Croacia y el embargo de armas impuesto a Yugoslavia tras el
comienzo de la crisis han dejado a Croacia virtualmente desarmada frente a un
fuerte ejército que comparte sus armas y sus objetivos ya abiertamente con la
guerrilla serbia. EL PAÍS comprobó ayer cerca de Okucani la mezcla de decisión
y de pánico que embargaba a la Guardia Nacional cuando, armada con kaláshnikov
y escopetas de caza, se disponía a enfrentarse a los carros de combate y
blindados del Ejército.
Grito de ayuda
El ministro croata de Asuntos Exteriores, Zvonimir
Separovic, pidió ayer a la prensa en Zagreb que transmitiera "este grito
de ayuda al mundo, que parece no comprender que está en juego la existencia
misma de nuestra gente. Queremos que Europa demuestre que no son necesarios
cien mil muertos para entender lo que está pasando aquí". Separovic pidió
una vez más el reconocimiento internacional para que las fuerzas de la ONU
puedan intervenir en Yugoslavia, ante la inexistencia de una fuerza militar de
intervención europea.
Una cincuentena de observadores llegados a Zagreb ayer
dejaron claro que no tienen la mínima intención de acudir a los puntos donde se
está combatiendo. La ofensiva generalizada del Ejército confirma
definitivamente que sus mandos se oponen al alto el fuego de los acuerdos de
paz firmados en Belgrado el lunes pasado y que fueron impuestos a Serbia por
una presión internacional masiva.
En la república de Bosnia la tensión existente entre serbios
y musulmanes aumentó notablemente tras la muerte, la noche del martes, de dos
musulmanes en la entrada de la población serbia de Kravica, controlada por civiles
armados. Las víctimas viajaban en un automóvil junto a otras dos personas, que
resultaron heridas. En los últimos días se han multiplicado los incidentes en
Bosnia, poblada por serbios, croatas y musulmanes.
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