Por HERMANN TERTSCH
El País, Copenhague,
30.09.2000
Un día después de la abrumadora victoria del frente de
rechazo al euro en el referéndum de Dinamarca, los medios de comunicación
daneses, en su práctica totalidad defensores de la adhesión a la moneda
europea, muestran su estupor ante el resultado y han comenzado a buscar
responsables del desastre de las tesis europeístas. El primer ministro, Poul Nyup
Rasmussen, defensor de la moneda única, ha asegurado que la derrota del euro no
afectará a su mandato. Pero el divorcio entre la sociedad y su clase política
quedó el jueves de manifiesto.
Fuegos artificiales
"Qué error", "Autogol", "Una herida
en la democracia", "Triste, no", son algunos de los títulos de
los editoriales que publicaron ayer los periódicos daneses y que revelan el
estado anímico de quienes querían acabar con el papel de eterno díscolo de
Dinamarca. Alguno, como el diario BT, intentaba dar esperanzas y
titulaba con "Llegará el día...". El único diario que llamó al
rechazo, Ekstra Bladet, estaba lógicamente radiante y califica la jornada
del referéndum del euro como "un maravilloso capítulo de la historia de
Dinamarca". "Ha sido un puñetazo del pueblo en el rostro del poder.
La democracia funciona", concluía el diario. Pero una vez asumido el hecho
de que, en bastantes años, ningún primer ministro danés se atreverá a convocar
un referéndum como el del jueves, surgen en Copenhague las voces preocupadas
por la permanente división de la sociedad y el divorcio total entre electores y
el actual Parlamento.
Aunque el primer ministro, Poul Nyrup Rasmussen, dejó claro
que, fuera cual fuera el resultado, éste no tendría consecuencias sobre la
legislatura y la política parlamentaria, no son pocos los que creen que será
difícil que así sea. Demasiado duro ha sido el golpe y demasiado debilitado ha
quedado el primer ministro Rasmussen para que la política parlamentaria danesa
pueda volver ahora a su gestión como si nada hubiera sucedido.
"Ayer fue el peor día de mi vida política",
declaraba ayer la ministra de Economía, Marianne Veldre. Lo fue para muchos y,
desde ayer, el Gobierno se dedica ya a limitar daños. El Ministerio de Finanzas
y el Banco Nacional de Dinamarca se apresuraron a anunciar que el resultado no
afectará para nada al vínculo de la corona con las monedas del euro que es
tradicional ni a la política seguida hasta ahora.
La otra cara de la moneda eran los vencedores de la jornada
del referéndum. En muchas ciudades y pueblos se organizaron fiestas para
celebrar el no con fuegos artificiales incluidos. También en
Copenhague salieron a expresar su alegría grupos de cientos de personas y se
lanzaron cohetes pirotécnicos. Un pequeño grupo radical, compuesto por
militantes ultraizquierdistas, se reunió ante el Parlamento para cantar
victoria, insultar al Gobierno, a la Unión Europea y a Bruselas. Algunos de sus
integrantes quemaron una bandera de la UE entre aplausos de los asistentes.
Pero aparte de estos grupos marginales, quien se erigió en gran triunfadora de
la noche en el Parlamento fue la líder del Partido Popular Danés, la populista
de ultraderecha Pía Kjaekgaard. Con una retórica que recordaba por su
agresividad y contenido a la del austriaco Jörg Haider, Kjaekgaard exige
consecuencias políticas así como una política ofensiva del Gobierno contra la
ampliación de la Unión Europea. Aunque sólo tiene 13 escaños en el Folketing
(Parlamento) ha llevado con el izquierdista Partido Socialista Popular de
Holger Nielsen el protagonismo del frente de rechazo. Holger Nielsen insistió
ayer de nuevo en su vocación europeísta y felicitándose del éxito pedía sin
embargo que no se entendiera como un rechazo a la Unión Europea sino al euro,
su necesidad y su oportunidad. La ultraderechista, por el contrario, se siente
muy cómoda en su reforzada postura de enfrentamiento total con Bruselas y con
todo el proyecto de integración europea.
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