Por HERMANN TERTSCH
El País, Belgrado,
03.11.2000
La coalición DOS del nuevo presidente yugoslavo, Vojislav
Kostunica, está dispuesta a asumir los retos que los aún leales a su antecesor
Slobodan Milosevic intentan lanzarles desde su cada vez más débil posición. La
batalla se centra ahora en la dimisión del jefe de los servicios secretos
serbios, Radomir Markovic, acusado al menos de un asesinato. DOS ha lanzado un
ultimátum: o dimite del cargo o se retiran del Gobierno de coalición.
Cambios en el Ejército
Así comenzaba ayer, con incierto desenlace, el mayor pulso
político desde el 5 de octubre entre los vencedores en las urnas y el poder
establecido por Milosevic en 12 años de reinado absoluto. Markovic está acusado
entre otros muchos delitos de haber sido personalmente responsable del
seguimiento y posterior asesinato del periodista Slavko Curuvija. La viuda del
informador ha confirmado la autenticidad de los documentos que implican a
Markovic, ya que contienen datos que sólo ella o su marido habrían podido
certificar. Cuando el Partido Socialista Serbio de Milosevic, hoy representado
por el primer ministro interino de Serbia, Milomir Minic, parecía haber
reconocido la inutilidad de resistirse a la caída de Markovic (su dimisión
estaba prevista el miércoles), algo o alguien la evitó y volvió a actualizar la
amenaza de la nueva mayoría de la coalición DOS con abandonar el Gobierno de
transición de Serbia si el jefe de la policía política no dimite o es
destituido de inmediato.
Los acontecimientos en Belgrado se suceden a un ritmo de
vértigo y los intereses que en ellos se dirimen son tan graves -van desde la
opulencia económica a la persecución penal-, que nadie se atreve a hacer
vaticinios a corto plazo.
Mientras se impone la convicción de que tanto Slobodan
Milosevic como el general Ratko Mladic (responsable de las matanzas en Bosnia)
y muchos de sus cómplices acabarán en el banquillo, en Belgrado o en La Haya
ante el Tribunal Penal Internacional para los crímenes en la ex Yugoslavia, son
muchas las consideraciones que la nueva dirección política del país ha de tener
en cuenta para que la transición se produzca con unos visos de legalidad, o
incluso legalismo, y que evite todo intento por parte de algunos de evocar una
caza de brujas.
Fuentes políticas en Belgrado indican que igual que están
contados los días de Markovic, haga lo que haga, lo están los del jefe del
Estado Mayor del Ejército, general Nebosja Pavkovic. El actual jefe del Estado
Mayor, que intenta acumular méritos para no ser arrastrado por la ola de
renovación democrática, tiene los días contados, dicen dichas fuentes.
"Puede ser cuestión de semanas, pero lo que está claro es que Kostunica es
lo suficientemente prudente para esperar el tiempo que sea necesario. La
urgencia la deben poner otros, él sólo debe administrarla". También los
miembros de la Junta Electoral Central, responsables de anunciar un resultado
electoral tan obviamente fraudulento como el del 24 de septiembre, están siendo
investigados por la fiscalía y la búsqueda de responsabilidades tiende a
extenderse a otros ámbitos.
En cuanto a Milosevic, algunos medios de Belgrado aseguran
que se encuentra en una instalación militar y no en su residencia de Dedinje y
que, aunque oficialmente nadie le impide salir, se sabe preso por su
incapacidad de moverse fuera sin una protección de la que ya no dispone.
En Belgrado ha cambiado por completo el ánimo en estas
semanas y hoy son muy pocos los que creen que Milosevic, su mujer y sus íntimos
colaboradores no estarán, a corto o medio plazo, ante un tribunal de justicia.
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