Por HERMANN TERTSCH
El País, Madrid,
20.05.01
REPORTAJE
Los fiscales de Palermo acumulan testimonios sobre la
conexión de 'Il Cavaliere' con Cosa Nostra
'Me encontré nuevamente con (Marcello) Dell'Utri en Milán.
Si mal no recuerdo, a mediados de los setenta... Fuimos a comer Tanino Cina,
Nino Grado, Mimmo Teresi y Stefano Bontate (miembro del triunvirato que regía
la Cosa Nostra en aquella época)', relata Francesco di Carlo, uno de los
testigos que han comparecido ante la fiscalía. 'Vestían de forma
particularmente elegante, y a preguntas mías me dijeron que tenían que
encontrarse con un gran industrial milanés amigo de Tanino Cina y Marcello
dell'Utri. Me pidieron ir con ellos y acepté de buen grado. Acudimos a una
oficina céntrica. A los quince minutos llegó Silvio Berlusconi. Bontate invitó
a Berlusconi a invertir en Sicilia. Éste le replicó que temía a los sicilianos,
que en el norte no le dejaban tranquilo. Bontate ya me había anticipado en el
coche que Berlusconi temía ser secuestrado'. A principios de los años setenta
la industria del secuestro florecía en Italia y todo aquel que mostraba signos
de riqueza, como ya era el caso de Berlusconi, debía temer por su seguridad y
la de su familia. 'Bontate le dijo a Berlusconi que no tenía nada que temer
habida su cercanía a Marcello Dell'Utri, pero que en todo caso le enviaría a
uno de los suyos para que no volviera a tener problemas con los
sicilianos. Posteriormente me dijo que quien había sido enviado junto a
Berlusconi era Vittorio Mangano, entonces a las órdenes de Bontate, y que
cualquier contacto con Berlusconi debía pasar por Mangano. Recuerdo también que
Berlusconi, al término de la entrevista, dijo textualmente que 'estaba a nuestra
disposición para cualquier cosa'. Por su parte, Stefano Bontate le confirmó la
misma cosa'.
Éste es el feliz comienzo de una larga, fructífera aunque
finalmente truncada amistad entre Mangano, notorio oficial de la Mafia, y el
hoy nuevo y flamante primer ministro italiano, Berlusconi, emperador de los
medios de comunicación, de la construcción y, según muchos mafiosos que han
declarado ante diversos tribunales, de otros negocios en las turbias,
procelosas y violentas aguas italianas de las finanzas, la especulación y el
crimen. Lo relata en declaraciones a la fiscalía de Palermo el mafioso Di Carlo
en un sumario que se instruye contra Dell'Utri. Il Cavaliere tiene un
problema. En los procesos abiertos contra él ha tenido y tiene el derecho a no
autoinculparse. Como testigo en el proceso contra Dell'Utri no lo tiene. Los
fiscales quieren que declare como testigo sobre su relación con la Mafia.
Todos los nombres citados hasta ahora en esta historia,
menos Berlusconi, por supuesto, que hoy goza de cómoda inmunidad y de la
jefatura del Gobierno de un país miembro del G-7, son supuestos o confesos
criminales de las mafias de Palermo y Corleone. Dell'Utri, eurodiputado por
Forza Italia, está procesado con Berlusconi por su gestión al frente de Tele 5.
Está acusado en otras causas por fraude y blanqueo de dinero.
Son muchos los mafiosos de aquella época que se han prestado
a colaborar con la justicia, y además han sobrevivido pese a ello. Han
testificado en diferentes momentos y lugares y sin posibilidad alguna de apalabrarse.
Todos coinciden en sus datos. Es difícil concebir aquí el montaje que, según
Berlusconi, son las acusaciones sobre sus vínculos con Cosa Nostra. Quien que
dentro de dos semestres ostentará la presidencia de la UE aparece una y otra
vez en la instrucción de la Fiscalía antimafia de Palermo, y no como ejemplo de
virtudes democráticas y europeístas, sino como socio de Stefano Bontate, uno de
los miembros del triunvirato que dirigía la Mafia en los años setenta. Pero no
sólo entonces. Después de la guerra entre las familias de la que salieron
triunfantes los 'corleoneses', Berlusconi continuó cultivando sus amistades,
entonces ya con el jefe único, el sanguinario Totó Riína. Detenido en 1993,
éste está condenado a varias cadenas perpetuas. Está probada su participación
en los asesinatos de varios mafiosos y de los jueces Rocco Chinichi, Giovanni
Falcone y Paolo Borsellino, del general Carlos Alberto della Chiesa, del jefe
de la policía Boris Giuliano, de los políticos Salvo Lima y Pío de la Torre y del
presidente de Sicilia, Pirsanti Matarella.
Riína, un hombre de trayectoria evidentemente poco común, y,
según ex colaboradores, el criminal más cruel que conocieron, tuvo durante
mucho tiempo la certeza de ser un buen socio de Berlusconi a través de Dell'Utri.
El nuevo primer ministro italiano asegura no haber sido nunca consciente de
ello. Insiste en que nunca ha tenido nada que ver con la Mafia y en que todo lo
que se dice al respecto son calumnias, que hubo una conspiración por parte de
los jueces para acabar con él políticamente. Esto lo ha desmentido ya este
jueves un tribunal de Brescia, que archivó la denuncia del líder de Forza
Italia contra los jueces del movimiento de Manos Limpias.
Pero hay más. Según documentos de la Fiscalía de Palermo a
los que ha tenido acceso EL PAÍS, el mediador entre Berlusconi y sus
sanguinarios socios se ve cada vez más comprometido por declaraciones de
miembros de Cosa Nostra arrepentidos. Dicho mediador era el ya citado siciliano
Dell'Utri, mano derecha del magnate en Fininvest y también en su partido, Forza
Italia, al que ahora ha llevado al poder. Dell'Utri era ya entonces un hombre
muy poderoso y temido. Pero alguno lo era más: sin ir más lejos, Berlusconi. El
mafioso Gaspare Mutolo explica así que no reconociera en una primera
declaración sus contactos con el fiel escudero del magnate. 'Hablar de
Dell'Utri me habría llevado a hablar de Berlusconi, persona que me parecía
todavía más poderosa y potencialmente peligrosa para mí... Por lo que sabía de
este personaje, estaba en condiciones de apreciar la peligrosidad para quien,
como yo, se había alejado de Cosa Nostra'. Dell'Utri es contratado por
Berlusconi en la década de los setenta.
Por entonces ya había comenzado la aproximación de Il
Cavalliere a la Logia masónica P2 de Licio Gelli, a su vez próximo a Totó
Riína. Y Cosa Nostra, como el propio Berlusconi, busca el acercamiento a un
político que sería clave para la expansión de sus influencias y para el salto
definitivo de Silvio Berlusconi al olimpo mediático: el socialista Bettino
Craxi.
El mafioso Mangano, un hombre de honor de la
familia de Porta Nueva se instala en aquellos años, después de la
multitudinaria reunión con Berlusconi en Milán citada antes, en Arcore, una
lujosa villa del dueño de Fininvest. Según la fiscalía, Mangano 'ya era
entonces mucho más que un simple soldado' de Cosa Nostra y operaba en el sector
de las extorsiones y del racket (cobro por seguridad) de las carreras
hípicas. 'Con intereses en el tráfico internacional de estupefacientes y en el
blanqueo de dinero, Vittorio Mangano era un hombre clave en la llamada Milano
Connection', asegura la acusación en un sumario abierto contra Dell'Utri. Pues
bien, Berlusconi asegura que Mangano trabajaba en su casa como cuidador de
caballos, 'ya que tenía intención de emprender una crianza de caballos,
actividad después no realizada', según aseguró a un juez en Milán el 26 de junio
de 1997.
Pero pronto surgió alguien a quien molestaba la presencia de
Mangano en las cercanías de Berlusconi. Así lo explicaba el mafioso Salvatore
Cancemi a la Fiscalía de Caltanissetta el 18 de febrero de 1994. Cancemi,
miembro de Cosa Nostra, se entregó a la justicia en 1993 y confesó su
participación en el asesinato del juez Falcone. A principios de este año
colaboró en el juicio por el asesinato del magistrado antimafia Paolo
Borsellino y mantuvo su afirmación de que aquella muerte fue ordenada por
Berlusconi y Dell'Utri.
Pero resulta especialmente ilustrativo leer las palabras
textuales de la declaración de Cancemi respecto a las relaciones entre
Fininvest y Riína: 'En 1990 [Totó], Riína me dijo que indicase a Mangano que
debía dejar de interferir en las relaciones que el mismo había establecido con
Dell'Utri, colaborador de Berlusconi. Fui a casa de Mangano y le informé de lo
ordenado por Riína. Mangano intento justificarse diciendo que las relaciones
con Dell'Utri las había mantenido siempre él... Le corté y le dije: 'quítate de
en medio porque ahora las tiene Riína'. (....) Le corté diciéndole que era
inútil que me convenciese porque debía limitarse a respetar la voluntad de
Riína, ya que de otra forma lo pagaría con la vida. Pero debo retroceder para
hacer entender lo que quiero decir. Cuando Riína mencionó a Dell'Utri y me dijo
que era persona de confianza de Berlusconi, dando por hecho que Dell'Utri
estaba en contacto con nuestra organización, no me sorprendió, porque yo sabía
de antes por el propio Mangano de la existencia de estos contactos'.
La relación de la mano derecha de Berlusconi y Mangano 'era
estrechísima', asegura Cancemi, y añade: 'Mangano se servía de Dell'Utri y
podía pedirle cualquier cosa. Por ejemplo, Mangano me contó que en una finca
muy grande y hermosa a las afueras de Milán, si mal no recuerdo cerca de Monza,
de propiedad o a disposición de Dell'Utri, fueron incluso escondidos fugitivos,
entre ellos los hermanos Grado. En ese periodo, al comienzo de los setenta, la
finca era frecuentada por personas involucradas en el tráfico de drogas, como
los hermanos Grado'.
De la existencia de dicha finca también han hablado otros
mafiosos. Por ejemplo, Giachino Pennino. Su declaración arroja cierta luz sobre
quién podía haber puesto a disposición de Dell'Utri esta finca para esconder a
mafiosos fugitivos y grandes traficantes de droga en tránsito. 'Mangano tenía
relaciones con Silvio Berlusconi. Estaba empleado, ficticiamente, como guarda
de una villa cercana a Milán o Monza en la que eran acogidos todos los
fugitivos de la familia [mafiosa] de Santa María de Gesú y puede que de
otras... Mi interlocutor [el abogado Gaetano Zarcone, miembro de la misma
familia] me precisó que los intereses de Berlusconi en Sicilia estaban al
cuidado de Stefano Bontate, jefe de la familia hasta su asesinato'.
El dinero de tan lucrativas operaciones de tráfico de drogas
tenía que ser invertido de forma discreta y fluida, dado el volumen constante
del negocio. Como recuerda en las declaraciones a la Fiscalía de Nápoles el
mafioso arrepentido Pietro Cozzolino, en ocasiones había problemas. 'En 1979
surgió el problema de cómo invertir cerca de 70.000 millones de liras (unos
7.000 millones de pesetas) procedentes del tráfico de morfina desde Italia a
Estados Unidos. De éstos, 25.000 millones eran la cuota que nos correspondía a
mí y a mi hermano Riccardo. Riccardo llegó a un acuerdo... para que los fondos
fueran confiados a Vittorio Mangano y Marcello Dell'Utri, que era dirigente de
Fininvest (...). Riccardo me dijo que era conveniente confiar ese dinero a los
grupos mafiosos emergentes en Milán...Ya en 1979-80, Riccardo me había dicho
que Dell'Utri gestionaba el dinero de Stefano Bontate. En 1990, cuando conseguí
la libertad condicional, tenía la intención de resolver de una vez por todas
esta cuestión. Decidí matar en Milán a Marcello dell'Utri porque, ya que no
podía obtener lo que me correspondía, quería hacer entender a los
sicilianos que no podían hacer lo que querían, y quería hacerlo eliminando
a su punto de referencia para la gestión de los capitales ilícitos'.
Eran muchos los que en Cosa Nostra vivieron durante años
convencidos de que Mangano, que murió el pasado año después de ser excarcelado
por enfermedad terminal, y Marcello dell'Utri eran los hombres de contacto de
Berlusconi con la Mafia. Il Cavaliere asegura que todos estaban
equivocados y que él jamás ha tenido otro contacto con la Mafia que el que
supuso que, sin conocer el pasado de Mangano, lo contratara para un proyecto de
cría caballar que nunca se llevó a cabo.
La gran aventura que lanzó al empresario constructor de poco
escrúpulo a la categoría de magnate mediático primero, político de éxito y hoy
primer ministro con mayoría absoluta en ambas Cámaras parlamentarias de la
República de Italia fue, nadie lo duda, la televisión. Filippo Alberto
Rapisarda, banquero ligado tanto a las familias como a Berlusconi desde sus
principios en el sector de la construcción, explica en un interrogatorio del
día 1 de agosto de 1996 algunos pormenores de los principios de la ascensión de
Berlusconi al trono del zar televisivo.
Declaraba Rapisarda: 'En 1979 me encontré con Stefano
Bontate (jefe mafioso después asesinado) y Mimmo Teresi (jefe mafioso no
asesinado) cerca de la sede de Edilnord (empresa de Berlusconi) en Piazza
Castello. Me dijeron que iban a ver a Marcello dell'Utri, que les había
propuesto entrar en la sociedad televisiva que iba a constituir Silvio
Berlusconi. (...) Yo quedé muy contrariado, aunque procuré que no se me notara
porque en ese periodo Dell'Utri formalmente trabajaba solo para mí. Esto me dio
la prueba de que Dell'Utri hacía de espía para Berlusconi. Tales declaraciones ya
las hice en 1987, pero no tengo noticia de que se haya hecho ninguna
investigación sobre la procedencia de los capitales de Canale 5. Doy por hecho
que hoy [por 1996], claramente tal investigación ya no sería posible. Recuerdo
que cuando le dije a Dell'Utri que podría denunciarle me respondió textualmente
que es inútil que hagas la denuncia porque a mí no me hacen nada. Si me
denuncias, se volverá contra ti. Es, en efecto, lo que ha ocurrido'.
Los intereses de Berlusconi en el sector de la construcción
y 'varios' se concentraron en la televisión privada. Contaba en 1996 el mafioso
Giochimo Pennino que (Mimmo) 'Teresi, conocido como constructor y también como
hombre de honor de relevancia de la familia de Santa Maria di Gesú (la de
Mangano), como tal se ocupaba de los intereses de Bontate y de su grupo en el
sector de la construcción. (...) También de los de Berlusconi y los hermanos
Dell' Utri. Tengo entendido que después de la muerte de Teresi el proyecto del
mismo destinado a la adquisición de algunas cadenas de televisión ha sido
realizado por Berlusconi y por Dell'Utri.
El líder de Forza Italia surge en todas las declaraciones de
los mafiosos como el gran funambulista emergente en los años sesenta y setenta
con el que convenía contactar. Nadie ha sabido -ni él- explicar cómo financió
su primera gran operación inmobiliaria en 1963, con la que construyó un
complejo residencial en Brughero para 4.000 habitantes. Sólo se sabe que el
dinero llegó a través de Suiza movido por un oscuro abogado de Lugano. Cuatro
décadas después, Berlusconi es prácticamente el dueño, además del jefe, de
Italia.
PROPIETARIO DE LOS INTERESES ITALIANOS
Silvio Berlusconi, el pasado día 8, durante su intervención
en el programa Porta a porta, de la RAI. ASSOCIATED PRESS
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