Por HERMANN TERTSCH
El País, Estambul,
13.02.02
Ministros de Exteriores de la UE, de países candidatos y de
la OCI dialogan en Estambul
Ayer comenzó en Estambul una reunión sin precedentes. Los
ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, de los candidatos al
ingreso en la misma y de todos los países de la Organización de la Conferencia
Islámica (OCI) se dieron cita a orillas del Bósforo con la intención de abrir
un proceso de acercamiento entre Europa y el islam, neutralizar la amenaza del
choque de culturas, agudizada tras los atentados del 11 de septiembre, y buscar
fórmulas de luchar contra el terrorismo y las lacras que lo alimentan como la
pobreza, la desigualdad y el fanatismo.
La cumbre que concluirá hoy tiene el objetivo declarado de
desactivar esa 'profecía que se quiere autoconfirmar' del choque de
civilizaciones que no sólo es evitable, sino es imprescindible evitar porque
arrastraría a todo el mundo al desastre. Los ministros de países tan dispares
como Gabón y Lituania, Arabia Saudí y España, Alemania y Somalia, Austria y
Tayikistán o Reino Unido e Indonesia coincidieron en su diagnóstico de que la
falla cultural entre civilizaciones puede convertirse en un abismo por el que
podría caer en la catástrofe el mundo entero si no se corrigen, enmiendan o
disipan las injusticias, las humillaciones, el miedo al otro, la arrogancia
unilateralista y los odios que alimentan la espiral de violencia. Todos se manifestaron
enemigos declarados del terrorismo como el practicado en Nueva York y
Washington el 11 de septiembre. Pero hubo llamadas claras a definir el
terrorismo como tal. El derecho a luchar contra la ocupación extranjera, contra
la colonización y a favor de la dignidad y derechos humanos fue reivindicado
por muchos participantes, presumiblemente en referencia a Palestina.
Hubo diversas ausencias por distintas causas. El
vicepresidente de la OCI, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina
(ANP), Yasir Arafat, no pudo asistir ya que se halla asediado en su casa en
Ramala por el Ejército israelí. Pero la crisis de Oriente Próximo estuvo
omnipresente y prácticamente todas las intervenciones revelaron que la
radicalidad de la política del Gobierno de Ariel Sharon ha acercado mucho las
opiniones respecto al mismo a ambos lados del Bósforo. Tampoco estaba Estados
Unidos, cuya presencia en un foro en el que participan Irán e Irak, dos
miembros del eje del mal diseñado por el presidente norteamericano
George Bush, no parecía compatible con su actual política. No estaba Rusia,
como tampoco Israel. Irak e Irán fueron foco de inmensa atención.
La iniciativa de la convocatoria de este foro bajo el lema
de Civilización y armonía: la dimensión política, partió del ministro
turco de Asuntos Exteriores, Ismail Cem, pero la inauguración la protagonizaron
dos españoles, el ministro de Exteriores, Josep Piqué, como presidente del
Consejo de la UE, y Javier Solana, Alto Representante para Política Exterior y
Seguridad de la UE. Solana insistió en que 'no se da el diálogo entre
civilizaciones como diálogo entre dos bloques' porque estos clichés ignoran la
complejidad de la identidad común entre Europa y el islam.
SOBRE SOLEDADES
Washington tiene razones para preocuparse. Y no sólo ante la
certeza de que hay millones de musulmanes que se alegran de sus desgracias o
tragedias como la del 11 de septiembre. No por maldad, sino por resentimiento
ante una arrogancia que muchos ven dispararse día a día. En Estambul se
reunieron ayer algunos de los aliados más leales de Estados Unidos con varios
de sus peores enemigos. Y estaban de acuerdo en más cuestiones de las que puede
digerir el atlantismo. El espíritu de Estambul, la necesidad de entendimiento
descartando prepotencias, de que hablaba el ministro turco Ismail Cem es
probablemente la antítesis de la idea del mundo de Donald Rumsfeld y Paul
Wolfowitz, la pareja de halcones del Pentágono. Y aunque para satrapías cínicas
como la iraquí estos lemas no signifiquen nada, la mayoría de los participantes
se lo han tomado en serio. El resultado es que Washington está hoy un poco más
solo que ayer. Pero dos no bailan si uno no quiere y Bush parece creer que
puede bailar solo. En Estambul casi todos están convencidos de que tienen que
bailar juntos.
Un periodista de Qatar escucha al ministro español Josep
Piqué, en la reunión de Estambul. ASSOCIATED PRESS
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