Por HERMANN TERTSCH
El País Domingo,
13.01.02
REPORTAJE
El socialcristiano bávaro Edmund Stoiber será el rival del
canciller Schröder en las elecciones del próximo 22 de septiembre
Stoiber es un político sólido, popular en su dureza en
inmigración y delincuencia
Angela Merkel ha sido durante dos años la cenicienta de la
política alemana
La presidenta de la Unión Cristianodemócrata alemana (CDU),
Angela Merkel, anunció el viernes, oficialmente, su decisión de no presentarse
a la carrera por la candidatura de su partido a la cancillería federal alemana
en los próximos comicios en otoño. El canciller, el socialdemócrata Gerhard
Schröder, ya tiene, por tanto, adversario en las elecciones que se celebrarán
el próximo 22 de septiembre, casi exactamente cuatro años después de la
arrolladora victoria del Partido Socialdemócrata (SPD) frente a una CDU
quebrada por el agotamiento político de su entonces líder indiscutido, Helmut
Kohl. Alemania vuelve al experimento bávaro de asalto al poder 22 años después
de que se estrellara en el mismo el gran oso político que fue el legendario
dirigente cristianosocial bávaro, Franz Josef Strauss.
Edmund Stoiber, un político sólido, derechista, sin
complejos de adaptación, con gran éxito en su política económica y popular en
su dureza en cuestiones tales como la inmigración y delincuencia, va a ser
definitivamente el hombre que se mida con un canciller que goza de popularidad,
pero que tendrá que bregar contra los datos económicos adversos que se le echan
encima de un tiempo a esta parte.
Stoiber puede ser un adversario más sañudo que Merkel, pero
nadie está en disposición de asegurar que vaya a ser más peligroso para un
canciller socialdemócrata con serios problemas económicos, que domina la escena
política con maestría y puede ofrecer alternativas diversas de alianza, según
le sea cómodo, pero ha visto cómo en pocos meses su posición se ha debilitado
de forma alarmante. Schröder sigue siendo favorito a ocho meses de las
elecciones, pero es también un hecho que el canciller federal sabe que tiene
que aumentar urgentemente las expectativas para no tener que verse en
septiembre con serias dificultades.
Angela Merkel, alemana oriental, pupila de Helmut Kohl en la
CDU después de la reunificación, ha sufrido tiempos difíciles en los últimos
dos años, tras ser nombrada presidenta de un partido que se había sumido en
escándalos de corrupción, estrepitosa derrota electoral y desánimo
generalizado. Pero los desprecios de la casta política democristiana en
Alemania fueron precipitados al calificarla de débil y bisoña.
Como tantos partidos que habían gozado de mayorías amplias
durante largos periodos de tiempo, la CDU / CSU estaba sumida en la ruina
moral, política y conceptual cuando esta joven política surgida de los tiempos
de resistencia a la dictadura comunista en Alemania Oriental asumió la tarea de
la reconstrucción de una alternativa conservadora a la propuesta
centrista-populista con ribetes socialdemócratas de Schröder.
Merkel ha sido durante estos dos años la cenicienta de la
política alemana. Ha sido maltratada por casi todos los caudillos
socialdemócratas en los länder, defenestrada sistemáticamente por
quienes debieran haber sido sus copríncipes y colaboradores y puesta en
cuestión por toda la prensa conservadora, muchas veces con saña. Merkel no es
tan vulnerable ni pusilánime como muchos dicen y ella aparenta. Es dura y no
tiene límites en su ambición. Y sabe que a sus 47 años tiene tiempo para
esperar a que Stoiber pierda. O gane. Porque Stoiber está ante su última
oportunidad, dicen la mayoría de los analistas. Y no es Konrad Adenauer, que
fue elegido ya octogenario, sino que se antoja mucho más parecido en su destino
político a otro bávaro con las mismas señas de identidad, Franz Josef Strauss,
aquel genial Mefistófeles regional, que no pudo trasladar su apabullante
popularidad en Baviera a toda la RFA.
Si el viejo bávaro actual, Stoiber, lograse derrotar a
Schröder en septiembre, la joven Merkel podría vanagloriarse de que su infinita
generosidad hizo posible la liquidación de un efímero periodo de Gobierno
socialdemócrata tras aquellos 16 años de indiscutido poder de la derecha bajo
su mentor. Si Stoiber pierde, la dirigente de la CDU se convertiría en la
candidata natural para las elecciones siguientes. Fracasado el segundo intento
de asalto bávaro a la capital alemana, habría sido quebrada la eterna sensación
de que la CSU tiene a la CDU como rehén y se habría consumado la ruptura
generacional y conceptual entre liberales y conservadores alemanes y el
ruralismo nacionalista próspero y autoritario de Baviera.
Por eso, la renuncia a la candidatura de Angela Merkel hay
que analizarla como lo que es, una retirada táctica que en nada afecta a sus
ambiciones estratégicas de ser algún día la primera mujer en ocupar la
cancillería de la Alemania reunificada en Berlín. Stoiber ha sido desde un
principio el favorito de muchos de los barones de la CDU en los länder que
gobierna. También del grupo parlamentario en el Bundestag. Según los sondeos,
con Merkel de rival, el canciller actual podría sacarle a la CDU hasta 22
puntos en las próximas elecciones. Con Stoiber serían sólo el 14%. Derrota
asegurada, dirían muchos. Pero la fluidez de la política alemana no permite
demasiados pronósticos. Y los fluctuantes humores entre la ciudadanía alemana
no dejan a nadie, ni siquiera a un partido supuestamente unido, frente a otro
manifiestamente dividido, dar alguna ambición por consumada.
LA RENUNCIA AL CENTRO
La economía, la seguridad, la inmigración y el peligro que
todas estas cuestiones generan en el ánimo público son hoy la mayor baza
electoral de todos los partidos. Son muchos los que, desde el 11 de septiembre,
están dispuestos a sacrificar restricciones cuando no libertades, por bien de
su seguridad física. En Alemania, Stoiber puede fácilmente lanzar el mensaje de
firmeza y contundencia ante el crimen y las prácticas de extranjeros en contra
del orden constitucional y los principios de la cultura alemana -o bávara
incluso- y será difícil contestarle desde posiciones como la del actual
ministro del Interior, Otto Schilly, antiguo abogado defensor de los miembros
del Ejército Rojo (RAF) y hoy firme defensor de medidas policiales y del
control que muchos consideran no rozan, sino dinamitan, los límites constitucionales.
Todas las incógnitas alemanas en la actualidad son
susceptibles de ser utilizadas como arma arrojadiza de la peor demagogia. Por
eso, no es difícil empeorar el clima político. Pero en todo caso, el viernes,
en Alemania, la CDU/CSU tomó una decisión que marcará su futuro. Merkel podría
haber decidido el voto de más de dos millones de mujeres alemanas que aún no
saben qué votarán. Merkel podría haber conquistado cientos de miles de votos de
alemanes orientales que jamás votarán a un bávaro. Merkel habría tenido votos
de centristas que no votarán a Stoiber. Pero nadie discute que en el primordial
terreno de la economía Stoiber es más competente que Merkel. Economía y mano
dura en el orden público y la inmigración han prevalecido sobre la propuesta de
recuperación del centro. En septiembre se sabrá qué opción ha ganado.
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