Por HERMANN TERTSCH
El País, Madrid,
04.11.01
GUERRA CONTRA EL TERRORISMO
Los alemanes dejarán de disfrutar el próximo mes de enero
del símbolo más querido del pasado medio siglo, die Deutschmark, el
marco, la moneda que dio estabilidad, seguridad y bienestar a generaciones que
habían sufrido antes de la guerra la hiperinflación y las penurias resultantes.
El marco alemán muere de éxito y deja lugar al euro, una
moneda que para muchos alemanes es una incógnita, cuando no un riesgo más o
menos necesario. Proscrito tras la II Guerra Mundial el orgullo nacional por su
secuestro y abuso por parte del nazismo, el marco ha sido durante cinco décadas
el máximo soporte de la identidad alemana. Por ello, ha sido mucho más difícil
para los alemanes que para otros ciudadanos europeos el desprenderse de su
moneda.
El nuevo protagonismo mundial que el canciller Gerhard
Schröder reclama ahora para Alemania tiende, por un lado, a compensar esta
orfandad ante la desaparición de la principal seña de identidad, pero
responde, por otro, a la convicción de Berlín de que la Unión Europea no puede
ni debe sustituir a los Estados nacionales.
Si antes era difícil oír esto en ambientes oficiales
alemanes, hoy esta convicción abarca prácticamente a todo el espectro político.
Todos insisten en que esto no debilita la vocación europeísta alemana, pero a
nadie se le oculta el hecho de que la autoafirmación alemana despierta
sospechas entre otros socios comunitarios.
El estado de excepción mundial decretado después del 11 de
septiembre ha acelerado un proceso ya iniciado antes. La práctica desaparición
de la escena internacional de la política europea común lo hace aún más
patente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario