Por HERMANN TERTSCH
El País, Estambul,
14.02.02
CERCO A SADAM HUSEIN
Alemania advierte a Estados Unidos de que ser aliados no
significa ser satélites
La cumbre ministerial de la Unión Europea y la Organización
de la Conferencia de Países Islámicos (OCI) concluyó ayer en Estambul con
muchas interrogantes compartidas, pero también con dos certezas ampliamente
asumidas. La primera es que antes de llegar el otoño Estados Unidos intentará
derrocar militarmente al régimen de Sadam Husein en Irak y la región volverá a
estar en guerra abierta. La segunda certeza es que jamás desde la creación de
la OTAN ha existido tal fractura en la Alianza Atlántica como la que hoy se
abre entre Europa y EE UU.
El Foro entre la UE y los países islámicos bajo el lema
'Civilización y armonía: la dimensión política', concluyó ayer con un éxito en
el esfuerzo de diálogo para neutralizar la movilización de prejuicios entre
civilizaciones y el pesimismo de comprobar cómo Washington se aleja no ya de
las sensibilidades del mundo musulmán, sino también, y de forma radical, de las
europeas.
En Turquía han comenzado los preparativos para una
intervención contra Irak que, tanto delegados árabes como europeos en el Foro
de Estambul, dan por tomada. En el último Consejo de Ministros en Ankara ya se
estudió el impacto del conflicto armado sobre la economía turca. Y el
presidente del Banco Central, Sereyya Serengecty, ha esbozado ya su estrategia
de intervenir los mercados de forma puntual y diaria durante la intervención
militar. La Bolsa turca ha caído 20 puntos en una semana y sólo ayer reaccionó
con el aumento de poco más de un punto porque el secretario de Estado Colin
Powell declaraba que la intervención no sería inminente. Nadie contaba con que
fuera inminente fuera de los mercados, pero era opinión general en el Palacio
Ciragan a orillas del Bósforo, al concluir esta reunión sin precedentes entre
la UE y la OCI, que había comenzado la cuenta atrás.
Las delegaciones europeas, por su parte, no ocultan su
indignación por la deriva unilateralista y militarista de Washington y las
formas que la misma está tomando. No hay precedentes en la posguerra para
frases como la pronunciada en una entrevista por el ministro alemán Joschka
Fischer, nada más salir de Estambul, en referencia a la actitud norteamericana:
'Yo no soy antiestadounidense en absoluto, pero pese a todas las diferencias en
peso y tamaño, las alianzas entre democracias no se basan en el seguidismo. Una
cosa son los socios y otra los países satélite'. No hace una semana desde que
su colega francés Védrine descalificara como simplista la política
antiterrorista global de la Administración de Bush.
Miembros de sus delegaciones mostraban en Estambul una sintonía
que no se veía desde hace años en el otrora sólido eje franco-alemán. 'Dice el
secretario de Defensa Rumsfeld que no es la coalición internacional la que
decide la campaña militar antiterrorista, sino ésta la que define la coalición.
Si Washington sigue así, su coalición acabará extendiéndose desde Nueva Jersey
a California', dijo un alto diplomático alemán.
Los turcos están en peor situación que casi todos los demás.
Son vecinos del al parecer ya definido escenario bélico próximo, principales
afectados después de Irak, pero difícilmente pueden sustraerse a las demandas
de Washington. El plan de estabilización de su economía, que prevé financiación
de 16.000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional en tres años,
tiene a Ankara atada de pies y manos. Están en contra de la intervención, pero
también resignados a que, si se produce, como creen asegurado, habrán de
prestar los mismos servicios con sus bases, que vienen utilizándose para el
cierre de los espacios aéreos iraquíes desde la guerra del Golfo.
'Tenemos afecto por Irak y los iraquíes, que son y seguirán
siendo nuestros vecinos. Por eso les recomendamos que acepten cuanto antes las
condiciones de las Naciones Unidas y abran las puertas a los inspectores. Se lo
recomendamos por su bien y por el de todos. En cuanto cumplan, todos les
apoyaremos en todo lo posible. Pero el primer paso es suyo', decía ayer a
preguntas de EL PAÍS el ministro de Exteriores turco, Ismail Cem. La alarma es
común a países islámicos y europeos. Tan sólo miembros de la delegación iraní
mostraron ayer confianza en que Irak cumpla a muy corto plazo con las demandas
de Washington. 'Creemos que se darán cuenta de que han de hacerlo'. Desde la
presidencia española de la UE, el ministro Josep Piqué ya había emplazado a Irak
a 'darse prisa' en cumplir con unas condiciones que desoyen desde hace más de
un lustro.
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