Por HERMANN TERTSCH
El País, Viena,
28.06.2000
La crisis entre Austria y los otros 14 miembros de la Unión
Europea se agrava. La filtración ayer de un borrador elaborado por la
presidencia portuguesa de la UE demostraba que no se ha avanzado nada en el
proceso esperado por Austria para el levantamiento de las sanciones que le
impuso la Unión. El documento establece que se mantienen las sanciones contra
Austria, que denomina "medidas bilaterales de los Catorce con el Gobierno
austriaco", y reclama al Tribunal Europeo de Derechos Humanos que designe
tres personalidades para informar sobre el "compromiso de Austria con los
valores europeos comunes" y la evolución de la naturaleza política del
Partido Liberal Austriaco (FPÖ).
El objetivo es que remita un informe a los Catorce que
valorarán para considerar su postura respecto a su relación bilateral con el
Gobierno austriaco. El canciller austriaco, Wolfgang Schüssel, dijo ayer a EL
PAÍS, minutos después de conocerse el documento y visiblemente molesto, que no
comenta "papeles que no conozco oficialmente. Ayer hablé con [António]
Guterres [primer ministro portugués] y me dijo que aún quedaban diversos puntos
que discutir y consensuar entre los Catorce. No he tenido desde entonces
ninguna información al respecto. No comento por tanto lo que no sé".
La decisión de los Catorce de mantener indefinidamente las
sanciones contra Austria va a provocar previsiblemente la convocatoria de un
referéndum sobre las sanciones y la permanencia en la UE, que es altamente
controvertida y peligrosa según los analistas ya que da ocasión a Haider a
desplegar toda su demagogia antieuropeísta. Aunque decenas de interlocutores en
Viena, todos contrarios a las sanciones, consideran un error fatal esta
consulta no vinculante que contempla la Constitución austriaca, el canciller
puede verse obligado a convocarla una vez conocida la decisión de los Catorce.
"Nadie puede ignorar la presión e indignación de la gente por lo que
percibe como radicalmente injusto, incluso en un país que ha sufrido muchas
derrotas en la historia y no tiene el concepto de dignidad de los franceses y
españoles", decía ayer el dirigente del Partido Popular Austriaco (ÖVP) Erhard
Busek, uno de los mayores adversarios de Haider en el partido conservador.
La entrada hace cinco meses del FPÖ del populista
ultraderechista Jörg Haider indujo a los otros 14 países de la UE a imponer
unas sanciones bilaterales contra Viena que han suspendido todos los contactos
directos intergubernamentales y diplomáticos. Haider, un populista de derechas
que ha mostrado simpatías por el régimen nacionalsocialista, ganó con su
partido más del 27% de los votos en las últimas elecciones. Después de largas
negociaciones fracasaron los intentos de volver a la ya tradicional alianza en
gran coalición de los dos grandes partidos, el socialista y el conservador.
Schüssel se lanzó entonces a una operación que equivalía a la ruptura total del
consenso democrático en Austria y llegó a un acuerdo para formar Gobierno con
Haider.
Cinco meses después, el Gobierno austriaco esperaba que la
presidencia portuguesa de la UE diera al menos un plazo para el levantamiento
de unas medidas que se consideran absolutamente injustas. "Es inaceptable
que no nos den un calendario para el levantamiento, no podemos aceptar que esto
quede así de forma indefinida. El bloqueo de las relaciones bilaterales es una
locura y mina el proceso de toma de decisiones en la Unión Europea. Lo que
necesitamos es diálogo y un calendario. Llevamos cinco meses de Gobierno y
todos saben que nuestro balance es impecable". Todas las reacciones en la
tarde de ayer en Viena se concentraban en criticar la falta de plazos para el
levantamiento de unas sanciones que, según los últimos sondeos, condena ya
prácticamente el 90% del electorado austriaco.
Según Schüssel, el partido de Haider ha emprendido de la
mano del conservador ÖVP "la transformación de una formación de oposición
fundamentalista hacia la responsabilidad de gobierno. El resultado es netamente
positivo. Austria ha salido del estancamiento en sus reformas. En cuestiones
como el respeto de las minorías que demanda una enmienda constitucional hemos
conseguido hacer lo que la gran coalición no consiguió nunca, y eso con una
unanimidad parlamentaria".
Como decía ayer el hombre que se ha convertido en el más
brillante opositor al Gobierno austriaco, el líder de los Verdes, el profesor
Alexander Van der Bellen, "en el momento de la formación de este Gobierno
nos alegramos de que en Europa nos acompañaran en nuestra preocupación por la
entrada del FPÖ", pero las medidas tomadas se hicieron mal, con
improvisación y sin escenario de salida.
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