Por HERMANN TERTSCH
El País, Varsovia,
30.10.99
REPORTAJE
Adam Michnik, el legendario disidente y hoy director del
principal periódico del país, Gazeta Wyborcza, siempre defendió que Polonia
debía seguir la fórmula de la transición española en lo que a la elaboración
del pasado se refiere. En aras de la reconciliación nacional, se ha opuesto a
que, salvo en casos de crímenes específicos, se desatara una operación de
revancha contra quienes sirvieron al régimen comunista. Su tesis, compartida por
el primer jefe de Gobierno no comunista, Mazowiecki, y por otros líderes de
Solidaridad, como el actual ministro de Asuntos Exteriores, Bronislaw Geremek,
se impuso desde un principio. Un firme argumento a favor de la misma era el
hecho de que los comunistas polacos, bajo el liderazgo del general Wojciech
Jaruzelski, jugaron un papel clave en la consecución de una transición pacífica
y aceptaron la necesidad de la disolución del régimen, muy al contrario que
otros líderes comunistas, como los rumanos o checoslovacos.
Diez años después, sin embargo, la derecha más dura en el
Gobierno, encabezada por el jefe del grupo parlamentario de la Acción Electoral
de Solidaridad (AWS), Marian Saklevski, parece decidida a relanzar lo que ya
sólo puede suponer una "caza de brujas" a la vista de la
transformación del mapa político en la izquierda y de la desaparición de todos
los líderes comunistas que gobernaron antes de 1989.
Ante una situación que abre las puertas a una victoria
electoral de la izquierda en las legislativas previstas para el año 2001 y con
un presidente socialdemócrata como Kwasniewski, firmemente asentado en su
popularidad, estos sectores de la derecha buscan un argumento de conflicto
político que difícilmente pueden encontrar en otro terreno que en el pasado.
En los últimos meses se multiplican los indicios de que
quieren lanzar esta estrategia de la crispación ante la falta de otros caballos
de batalla electoral. Diez años después del fin del comunismo en Europa, tras
una década de normalidad democrática y alternancia del poder entre izquierda y
derecha, este intento sólo puede enrarecer el clima político, cuya estabilidad
es tan necesaria ante las negociaciones para el acceso a la UE. Y puede ser un
elemento de tensión en la actual coalición del AWS con la Alianza por la
Libertad (UW), cuyos principales líderes creen, como Michnik, en la necesidad
de la memoria, pero también en la mezquindad de la revancha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario