Por HERMANN TERTSCH / MIGUEL GONZÁLEZ
El País, Estambul,
19.11.99
LA CUMBRE DE ESTAMBUL
La Carta para la Seguridad Europea no llevará la firma de
Borís Yeltsin. El líder ruso se marchó ayer de Estambul, por lo que será su
ministro de Exteriores, Serguéi Ivanov, quien la suscriba hoy, junto a la
revisión del Tratado de Fuerzas Convencionales (CFE) en Europa. El presidente
de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), el noruego
Knut Vollabaek, anunció por la mañana que la firma, prevista para ayer, se
había pospuesto hasta hoy, pero a primera hora de la tarde informó de que había
acuerdo. La Carta para la Seguridad Europea es fruto de una antigua iniciativa
de Rusia, que pretendía compensar la ampliación de la OTAN con una
revitalización de la OSCE. Su objetivo es actualizar el Acta de Helsinki de
1975, que contribuyó al fin de la guerra fría, diseñando un nuevo escenario de
la seguridad europea en el siglo XXI.
La Carta proclama el derecho a la integridad territorial de
los Estados y condena el terrorismo, pero también subraya que la seguridad está
ligada al respeto a los derechos humanos y de las minorías, así como al
desarrollo de la democracia y el Estado de derecho. El documento reconoce que
los conflictos que en los últimos años han estallado en Europa no se han
producido entre Estados, sino en el interior de ellos, aunque esta constatación
ha sido suavizada para vencer los recelos de Rusia, temerosa de cualquier
"injerencia" en sus asuntos internos. Tampoco ha sido fácil convencer
a Moscú de que acepte la plasmación en la carta de uno de los principios
fundacionales de la OSCE: que todo país miembro tiene derecho a vigilar el cumplimiento
de sus obligaciones por parte de otro, también en materia de derechos humanos.
La prevención de conflictos seguirá siendo el campo de
actuación de la OSCE. Y es en este terreno donde se produce la principal
novedad: la creación de un cuerpo de reacción rápida de carácter civil. La
fórmula, propuesta por Estados Unidos y apoyada por la Unión Europea, es
similar a la que ya existe en la ONU, cuyo secretario general dispone de un
listado de unidades militares que pueden ser movilizadas en casos de crisis,
siempre que los países que las han ofrecido accedan a ello.
En este caso no se trata de militares, sino de jueces,
policías y otros expertos en asistencia y cooperación, que serán incluidos en
un registro del que la OSCE obtendrá los recursos adecuados para cada
circunstancia. La OSCE se ha especializado en actuaciones civiles, como la
organización y supervisión de procesos electorales.
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