Por HERMANN TERTSCH / MIGUEL GONZÁLEZ
El País, Estambul,
19.11.99
Fueron 53 contra uno. El aislamiento internacional de Rusia
quedó patente durante la sesión inaugural de la cumbre de Estambul, cuando la
práctica totalidad de los oradores se dirigieron al presidente ruso, Borís
Yeltsin, para pedirle, con mayor o menor contundencia, que ponga fin a la
guerra de Chechenia y opte por una salida dialogada. El más duro fue el
presidente francés, Jacques Chirac, quien advirtió de que su país decidirá si
firma hoy la Carta de Seguridad Europea y la revisión del Tratado de Fuerzas
Convencionales en Europa (CFE) en función de los compromisos que adquiera Rusia
respecto a Chechenia. "Seamos claros: los acuerdos sólo valen si son
aplicados y respetados", afirmó Chirac, aludiendo a que la campaña militar
rusa en el Cáucaso viola tanto el Tratado CFE como el Código de Conducta de la
OSCE. "Las consecuencias dramáticas de los bombardeos en Chechenia y las
numerosas víctimas civiles que provocan en la población civil son inaceptables.
La ofensiva en curso es un error trágico para toda la región", agregó.
Con similar firmeza se expresó el secretario general de la
ONU, Kofi Annan. Aunque evitó citar expresamente a Chechenia, no cabía ninguna
duda de a quién aludía cuando calificó de "inmorales, contrarias a las
leyes internacionales humanitarias y contraproducentes" algunas tácticas
de lucha contra el terrorismo. "La fuerza debe ser siempre proporcionada y
centrarse en los terroristas reales. No podemos luchar contra los terroristas
con sus medios, infligiendo terror a inocentes", afirmó.
"Gran sufrimiento"
El fuego de las críticas lo abrió el presidente de turno de
la OSCE, el ministro noruego de Exteriores, Knut Vollabaek, quien, tras
reconocer el derecho de Rusia a defender su integridad territorial y a combatir
el terrorismo, advirtió del "gran sufrimiento" que las operaciones
militares están produciendo en la población civil y del preocupante deterioro
de la situación humanitaria en la región. El presidente de la UE, el finlandés
Marti Ahtisaari, concretó más esta oferta al reclamar a Yeltsin que, al menos,
permita la apertura de una oficina de la OSCE en Ingushetia en misión de buenos
oficios. El alemán Gerhard Schröder, mientras, le instó a "no dañar los
principios de la OSCE" y a permitir la llegada de ayuda humanitaria a los
refugiados.
Edvard Shevardnadze, presidente de Georgia, país fronterizo
con Chechenia, instó a Yeltsin a poner fin a los bombardeos y le advirtió de
que "faltaría al sentido común cualquier líder de Rusia que quisiera dañar
las relaciones con sus vecinos". El ex ministro soviético de Exteriores
respondía así a las veladas amenazas de Yeltsin, quien aseguró conocer "qué
países y a través de qué países reciben apoyo los terroristas" chechenos.
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