Por HERMANN TERTSCH / AGENCIAS
El País, Zagreb,
10.09.91
El toque de queda fue impuesto ayer por las autoridades
croatas en el territorio, según informó el Ministerio del Interior de Croacia,
y se prohíbe a la población deambular por las zonas en conflicto entre las diez
de la noche y las cuatro de la madrugada.
La medida fue dictada "ante la crítica situación que
amenaza al orden público" en los 29 distritos de las zonas de combate, las
regiones serbocroatas de Eslavonia, Banija y en Krajina de Knin, al sur de
Croacia.
Además, Milan Martic, el máximo jefe de la milicia de la
región de Krajina, la principal fuerza armada rebelde serbia en Croacia,
protagonizó ayer un serio incidente que a punto estuvo de convertirse en el
detonante de la cada vez más probable explosión bélica en Bosnia-Herzegovina.
De comenzar la guerra en esta república, vecina de Croacia y
Serbia y la más mixta en su población -50% de musulmanes, 30% de serbios y 18%
de croatas-, la violencia en Croacia parecería un juego de niños.
Martic fue identificado el domingo por los habitantes
musulmanes de Bosariska Krupa cuando se hallaba en un automóvil en compañía de
dos oficiales yugoslavos. Fue retenido por miles de musulmanes.
El viceprimer ministro croata, Zdavko Tomac, manifestó ayer
a este diario que tenía esperanzas de que Bosnia accediera a entregar a Zagreb
a este hombre, acusado por las autoridades croatas de ser el instigador de
centenares de muertes en los enfrentamientos entre la guerrilla serbia y la
Guardia Nacional de Croacia.
Presiones masivas de Serbia y la amenaza de sus tropas de
arrasar Krupa indujeron ayer al ministro del Interior de Bosnia a entregarlo al
Ejército, un eufemismo para su puesta en libertad.
El Gobierno de Bosnia-Herzegovina es rehén de la minoría
serbia de la república; por ello es explicable esta decisión.
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